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martes, 19 de marzo de 2019

ESTRÉS:

EL ESTRÉS…

Estando en un banco de la ciudad de Rosario, haciendo cola, para ingresar al “cajero automático”, me sucedió algo, que deseo relatar…
Quiero explicar, que como los españoles, le dicen, “hacer el trasero”, para nosotros, “hacer la cola”, es esperar, que nos llegue el turno, para ser atendidos…
El cajero automático, un gran invento moderno, sirve, para retirar dinero en efectivo, pero que no siempre logra satisfacer, nuestras necesidades, algunas de ellas, más urgentes que otras…
No había muchas personas, así que me detuve en la fila, detrás de una señora joven.
Maniobrando con el cajero automático, que es una verdadera computadora, había un señor mayor, que no acertaba con sus pasos, y se demoraba, más de lo esperado…
Entonces observé, también, que la señora joven, que estaba justamente, delante de mí, se comenzó a impacientar, cada vez más, mientras el señor mayor, no acertaba con sus pasos en el cajero automático.
La señora, comenzó a agitarse y moverse en varios sentidos, y respiraba, nerviosa…
El señor, después de otro momento, que parecía eterno, al fin logró su cometido o se resignó, y se retiró, del cajero, y entonces fue el turno de la mujer, que avanzó decidida hacia su anhelado objetivo…
Cuando terminó, y se retiró, yo me acerqué al cajero, y al querer introducir la tarjeta de acceso, me di cuenta, que no la recibía, y que, para mi sorpresa, el cajero, enviaba, un informe de lo sucedido, con la señora, previamente, un papel, que esta mujer olvidó.
E, inmediatamente, el cajero, devolvió, la tarjeta, de la mujer, que había partido muy rápido, olvidando terminar, su cometido, en dicho cajero automático.
Intenté, buscarla, pero, ya había salido del banco, así que opté, por entregar el informe escrito y la tarjeta de la señora, a una empleada del Banco, que me agradeció, el gesto.
Y entonces, me puse a pensar, lo sucedido, y es un ejemplo típico de estrés, ante una situación imprevista, que no se realiza, como nosotros deseamos que sea…
Y así se establece el “problema”…
Cuando hay algo que nos perturba, esto no es gratuito, no se pasa el estrés, cuando se retira el señor, que para la mujer era su obstáculo, para acceder al cajero, sino, que su estado de estrés, persistió, y la hizo, olvidar, lo que debía hacer, al proceder correctamente.
¿Y logró algo, con su ofuscación?, solamente confundirse, y ahora, no saber, dónde perdió su tarjeta de acceso al cajero automático, y lamentarse por ello…
Creer que nuestro estrés termina, como cuando apagamos un televisor, y se va la imagen, no es cierto, para nuestro cuerpo…
Los hechos desencadenan una catarata de estímulos, que llevan a producirnos hormonas, que actúan, muchas veces muy negativamente, en nuestros cuerpos…
Se incrementa una hormona, llamada, adreno-córtico-trofina, ACTH, que induce a producir adrenalina y noradrenalina, en la médula suprarrenal, que nos excita, de sobremanera…
Pero no solamente esto, sino, que el estrés, desciende el funcionamiento de nuestro Sistema Inmunitario, que nos protege de enfermedades, y es así, por ejemplo, para el virus, llamado herpes, que cuando, uno se pone muy nervioso, y por ello bajan las defensas, este virus, que era el de la varicela, que nos habíamos curado de niños, reaparece, en diversas maneras, por el cuerpo, todo…
Pero no solamente afecta a enfermedades infecciosas, como este ejemplo, dado para el virus del herpes, que en nuestro medio, vulgarmente se lo conoce como la “culebrilla”, sino que el Sistema Inmunitario, es el encargado de destruir, las células malignas, que se producen en nuestro cuerpo, y evitar, así, los cánceres, por ejemplo.
Pero si el estrés, se manifiesta en forma permanente, puede llegar a paralizar esta noble función del Sistema Inmunitario, y desembocar en hechos más graves.
Reitero, no es gratuito, el enojarnos, y nos lleva, a enfermedades impensadas…
Se puede optar, por ejemplo, por desviar nuestro pensamiento, hacia cosas agradables y hermosas, que nos saquen de la encerrona, en ese momento de nuestra vida…
Es difícil, sí, pero NO IMPOSIBLE, debemos aprender a domar nuestros pensamientos, y no que ellos nos dominen…
Les quiero contar, que hacía yo, en ese momento, en que la mujer, que estaba delante de mí, se ofuscaba, de sobremanera, por la tardanza…
Hace unos años asistí, a un Taller de Oración y Vida, del Padre LARRAÑAGA, y aprendí, a rezar, media hora o más, y entablar una relación espiritual con Dios…
Si bien los problemas personales persisten, y a veces también angustian, el hecho de la oración diaria, me ayudó de sobremanera…
Mientras la mujer se enojaba, yo rezaba, en la misma cola.
No explico esto, para que ustedes lo hagan, pues lo harán o no, por decisión personal, y no por mi relato, pero deseo trasmitirles mi experiencia.
La mujer ofuscada, se confundió, y se perjudicó, en ese instante…
Yo estaba sereno, y pude ayudarla, sin conocerla…
Dice un médico conocido de Argentina, el Dr. López Rosetti, que la oración cristiana, o la meditación budista, o la simple meditación personal, tiene efectos de combate, frente al estrés, y él es el máximo referente de este tipo de padecimientos, en nuestro país, Argentina…
Espero que lo relatado, sirva, de una humilde experiencia, personal, y que disminuya, la ansiedad, la angustia y el desasosiego, que nos acosan…


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