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sábado, 14 de noviembre de 2015

14 de noviembre, DÍA MUNDIAL CONTRA LA DIABETES.

DÍA MUNDIAL DE LA DIABETES:

Hoy, 14 de Noviembre, se conmemora el día mundial en la lucha contra la diabetes.
Quiero aprovechar esta plataforma, para hablarles muy sentidamente, y aunque no puedo despegarme de mi función de Médico, quisiera que estas palabras sean, lo que para mí me hubiese gustado que me expliquen si hubiera sido diabético…
No voy a dar cifras mundiales, que las hay, y asustan, ni tampoco a profundizar en términos médicos sobre los problemas de salud que ocasiona esta enfermedad, pero sí quiero referirme a temas puntuales, que se me van ocurriendo, y que considero importantes.
Los expertos dicen que no hay que explicar mucho sobre la enfermedad, ni tampoco asustar, sino que lograr fortalecer el carácter de las personas, para que tomen las decisiones correctas, en cuanto a su salud.
Ustedes son los protagonistas de su salud, y son los que deben decidir, pero para decidir el buen obrar, hay que saber y conocer.
No hagan ni se conduzcan como los niños, que a veces nacen y van creciendo con el fenómeno de ser diabéticos infanto-juveniles, y que ya hartos de dietas y órdenes de sus padres, cuando se enojan con sus progenitores, en vez de actuar directamente contra ellos, los castigan dándose el atracón de la heladera o la despensa, y así creen que perjudican a sus papás, pero en realidad se dañan a ellos mismos.
NUNCA ENGAÑEN NI SE ENGAÑEN…
La diabetes es una enfermedad silenciosa, y su efecto no es, si comemos un trozo de torta más o un plato de fideos menos, sus efectos son devastadores en nuestras arterias, y se dice: EL HOMBRE TIENE LA EDAD DE SUS ARTERIAS.
Aportando algún paciente que recuerdo, de mi experiencia, puedo recordar el evento de un médico, diabético, que no era demasiado obeso, pero decidió en verano usar las tan comunes ojotas. Esas que tienen un anclaje entre los dedos primero, el grueso, y el segundo, el índice, en el pie.
Este rígido ganchito de material plástico, colocado entre los dedos para sostener la ojota, al caminar, que al inicio nos molesta un poco y después lo soportamos muy bien, los que no estamos enfermos, a él le produjo una lesión que se infectó, se profundizó, y lo llevó a una severa descompensación diabética, con triste y fatal resultado.
En este ejemplo real, en la vida de un colega médico, al que atendí, pude darme cuenta de la importancia de precaverse y aún extremar el cuidado del pie diabético.
Repito, no para asustar, ni para hacer creer que el pie del diabético es un cristalito demasiado frágil, pero los hechos relatados fueron reales, y ningún cuidado en el pie de los pacientes, es de índole menor.
Aquí va por ejemplo un consejo, que nosotros, los sanos, ignoramos, muchas veces, por desconocimiento o comodidad: cuando nos bañamos y comenzamos a secar nuestro cuerpo, luego de la ducha, o aún de un baño de inmersión, nos secamos todo el cuerpo, y dejamos generalmente, nuestros pies, en los que estamos parados, para el último, y cuando nos secamos, nos secamos con una toalla húmeda y empapada, porque fue la que habíamos utilizado para secarnos antes.
No hacer eso con los diabéticos, hay que tener otra toalla, seca y absorbente para quitar la humedad residual de los pies.
La humedad macera, y facilita las micosis, de la piel del pie, o aún de las uñas de los mismos.
Y la micosis no es buena en los pacientes diabéticos, pues predispone para otras enfermedades.
Aquí, reitero una advertencia.
Cuando uno va siendo mayor, y si no es elástico y se mantiene haciendo gimnasia con regularidad, cuesta cada vez más, atender nuestros pies, ya que no solamente se va perdiendo algo de la elasticidad referida, sino también se puede llegar a alterar en menos, la visión, y nuestra fineza de movimientos, y entonces se recurre al pedicuro.
Cuidado con ello, porque tener algún padecimiento de hongos, en los dedos del pie, lleva a empezar a ver nuestra uñas descoloridas, amarillentas, feas, y muchas veces, especialmente las damas, desean soluciones rápidas, movidas por la estética, que complican todo.  
Cuidado con la manipulación del pedicuro, si él quiere limar las uñas, muy bien, pero si quiere recortar o retirar trozos de piel, nunca, porque los pequeños micro-traumas, en un pie diabético, terminan con un incendio en paja seca.
Si me permiten aconsejar, como médico de años, usen cremas y lacas en las uñas, pero no para tapar la uña descolorida y fea, eso no se va a curar nunca más, eso está muerto, eso va a desaparecer, lo que brinda el uso de cremas y lacas, es que en la matriz de la uña, donde crece uña nueva, ésta crezca sana, por eso no gasten lacas ni cremas en tapar todas las uñas, y dedíquense a la zona más importante, donde está el nacimiento de la uña, donde se localiza la cutícula, allí hay que extremar las medidas terapéuticas.
No olviden que existe un remedio natural contra las micosis cutáneas y las de las uñas, que es poner el pie al sol, sí, al sol, por unos minutos, todos los días, ayuda muchísimo a desinfectar.
Ustedes no creen en algo tan simple, pues vean cómo se logra potabilizar el agua, en condiciones de supervivencia, se la lleva en botellas plásticas transparentes, en la parte posterior de la mochila, al aire, para que reciban el sol, y luego de unas horas, está apta para ser bebida, y es algo que se está utilizando mucho en África…
Pero volviendo al tema de la diabetes, en un mundo donde existe desnutrición, y niños famélicos, donde hay millones de desplazados por los conflictos bélicos y la carencia de amor, otro problema dramático de nuestro siglo XXI, es la sobreabundancia de comida, y el desperdicio, que en cifras es impactante e increíble, y el reciente fenómeno epidemiológico, de la obesidad…
Mi abuela era entrada en carnes, llegó a la diabetes, y ella negaba que fuese gordita, y decía que ella no era tan gorda, sino que era de huesos grandes…
Repito, no busquen excusas, no crean que los demás no conocemos de los problemas de la obesidad, los sabemos muy bien, y no oculten la verdad…
También quiero destacar, que aún enfermos con algunos trastornos psicológicos pueden llegar a la obesidad, no digo que en todos los casos, pero es decisión darse cuenta y obrar en consecuencia.
Nunca confiar en los tantos remedios falaces que se indican para bajar de peso, ni tampoco en realizar dietas, que puedan llegar a ser nocivas para nuestro cuerpo, sí confiar en nosotros mismos, saber que SÍ SE PUEDE, y tener el carácter y la conducta adecuada para llevar adelante nuestros deseos, en el tiempo, sin gratificaciones inmediatas…
Busquemos fortalecer nuestro carácter, y que cuando digamos no, sea realmente no, y no, ni, ni, y después sí, y volvemos a caer en la gratificación inmediata.
Cuando yo era un niño, mi papá me contaba Fábulas, y una de ellas, muy conocida, era la de las hormigas y la cigarra, que la cigarra sólo vagabundeaba y cantaba, mientras que las hormigas en malón, iban a trabajar juntando comida.
Siempre la cigarra, se burló de las hormigas, pero cuando vino el cruel invierno, entendió por qué las hormigas atesoraron su comida, y hacían lo que hacían.
Las hormigas pudieron sobrevivir…
Hay que trabajar fuerte y con sentido profundo, en nuestro carácter, y no dejarse llevar por los espejitos de colores de una gratificación inmediata, y caer así en las tentaciones culinarias, que las hay y son demasiadas…
No confiar en remedios mágicos, como por ejemplo el ver que compañeras de trabajo, en nuestro hospital, que tenían sobre peso, no confiaban en sus médicos rosarinos, y les hacían casos a consejos extraños de médicos llegados de Europa, que relataban cosas inverosímiles, por televisión.
No hay que aferrarse a las soluciones fáciles y mágicas, este problema requiere esfuerzo y decisión personal, para mantenerse a flote.
Una mención para los que usan insulina, cuidado en el caso de no ver bien los límites para optimizar las dosis, si no se pueden leer adecuadamente las dosis a aplicar, recurrir a familiares o enfermeros, no tomas decisiones apresuradas, e inyectarse dosis inapropiadas, pues administrarse de más insulina es un riesgo mayor.
Y llevar una advertencia, en el cuello: Yo uso tal o cual insulina, y cuánto me pongo diariamente. 
No quiero finalizar, sin recordar a todas las personas, voluntarias muchas de ellas, que luchan contra este flagelo, y que van a estar en diferentes sitios, en las distintas ciudades, concientizando sobre esta problemática.
Sólo pido a Dios, que estos consejos, no vayan a parar en baldes rotos…

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