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jueves, 18 de junio de 2015
MÓNICA CONOCIÓ COLOMBIA...
MÓNICA CONOCIÓ COLOMBIA:
Mónica, es una joven mujer, compañera de trabajo, en el Hospital de Emergencias, Doctor Clemente Álvarez, de nuestra querida ciudad de Rosario, que se vino, en solitario, desde Mendoza, a probar suerte, y pudo ingresar en un concurso entre muchos postulantes, en la carrera de administrativos en el Hospital, y además está cursando la carrera de Bioquímica en la Universidad Nacional de Rosario, y ya ha hecho, más de la mitad de la misma.
Como su amiga Antonela, me relató sus experiencias, en el Ecuador, nota ya subida anteriormente al blog, no quiso ser menos y se dispuso a conocer Colombia, y gracias a un pedido personal, mío, contarme sus aventuras en esas tierras…
Mónica me contó, que tiene actualmente 33 años, y se embarcó en este viaje con dos amigas, con una decisión en común de conocer a otro país, y fundamentalmente, conocer el Mar Caribe.
Una de mis amigas, me expresó, ya conocía, Cartagena y San Andrés, y por eso decidieron conocer otros lugares.
¿Fueron por un tour turístico?
-No, por nuestra propia cuenta.
¿Y cómo hicieron para conseguir alojamiento?
-Todo por internet. Nos guiábamos mucho, por los comentarios, de los lugares en los hoteles, que mirábamos.
Y como son sitios turísticos, están llenos de hoteles y lugares de hospedaje.
Llegamos en avión.
Inicio de viaje, en aeroparque Jorge Newbery, a Santiago de Chile, después a Bogotá, y por último Santa Marta.
Y nosotras paramos en Santa Marta.
En Santiago y en Bogotá, fueron solamente, escalas, y estuvimos dos o tres horas.
Llegamos de día a Santa Marta, de mañana, a las 10 horas AM., y es muy cálido, con respecto a Bogotá.
Bogotá, es una ciudad que tiene montañas, tiene cordillera, con un clima más seco, y frío, y en avión, la distancia a Santa Marta, son dos o tres horas, y el clima pasa a cálido, hasta 40 grados, muy cálido.
Fuimos directamente al Hotel, y después de comer algo, fuimos a conocer la costa.
Estábamos muy cerquita, a una cuadra, con costa de ciudad, con muchos barcos, alrededor, es un puerto pequeño, y lo que primero nos sorprendió, fue la gran cantidad de vendedores ambulantes, muchos, una forma de vida, incluso, primero viene uno, después otro, y después estábamos rodeadas, totalmente, siempre intentando vendernos cosas…
Venden de todo, desde comidas, ya sea dulces o saladas, todas minutas, biyouterie, son muy amables, pero insistentes, también hacen masajes, en la playa, y a ellos, la forma de pago, no les interesa, que sea en efectivo, incluso pretenden que vos les compres la comida, con la tarjeta, y llegue al monto del servicio comprado.
Ya están preparados, para eso.
Y hay que pedir un pin, para viajar al extranjero, y poder usar la tarjeta. Y nosotros íbamos al supermercado y le pagábamos con el valor de lo pactado en las compras.
Ellos buscaban, cualquier forma, de poder vender algún producto.
Y entonces, como nosotras, no contábamos con mucho efectivo, ellos facilitaban eso.
Nos sorprendimos por muchísimos vendedores ambulantes, cerca de la playa, eran amables, uno nunca se enojaba, pero invadían un poco el espacio personal.
Y cuando nos sentían hablar, preguntaban de dónde éramos, y ellos comentaban, que había muchos turistas argentinos, y se iniciaba así el diálogo, cada uno contaba algo.
Allí estuvimos unos seis días.
Como ciudad, notamos, mucha pobreza, una ciudad, muy, muy humilde, las casas no tienen muchas instalaciones eléctricas, ni preparadas para los baños, y tampoco hay agua caliente, y en algunos hoteles, tampoco hay agua caliente, y hay que usar el agua, natural, que por el clima, es con temperatura alta.
Es una ciudad, que hoy, aún le falta preparación para el turismo, pero que de a poco, va creciendo.
Santa Marta, tiene un reducido centro, y muchos puestos, como precarios, de ventas, de cualquier tipo de productos, armados muy al paso.
Y eso de la canción que decía: Santa Marta, no tiene tren, pero tiene tranvía, ¿vos lo vistes al tranvía?
-No, no lo vimos.
Allá se llaman buses.
Y después nos dirigimos a Cartagena. Fuimos en ómnibus, unas cuatro horas, tanto Santa Marta, como Cartagena, quedan sobre el mar, y nos hospedamos en las afueras de la ciudad de Cartagena, no en el centro, para acercarnos al mar.
Buscamos un sitio más tranquilo.
Es una ciudad más grande, de 1.500.000 de habitantes, con dos zonas diferenciadas, una zona actual, y otra, llamada zona histórica, donde se cuenta, como fue fundada la ciudad, por colonización de los españoles, tiene un sitio, muy preparado, para defenderse de la invasión de otros extranjeros, porque cuidaban mucho el oro, que ellos habían saqueado de América, de Lima, Perú, fundamentalmente, en su mayor parte, y de Colombia también, y de todos los lugares cercanos.
El oro lo guardaban celosamente, los españoles, en Cartagena de Indias.
Tenían preparado, cañones, un fuerte, para eventualidades militares, y ellos siempre temían invasiones extranjeras.
Tiene pasadizos hacia abajo, túneles, donde en donde había huecos, y en cada hueco, ponían soldados, para la defensa del territorio. Era frecuente el combate.
Y además había una Iglesia, hecha integralmente en oro, con sus imágenes, todas bordeadas en oro, en Cartagena, es muy hermoso.
La ciudad está con edificaciones modernas, pero poco, y en su alrededor, se ve mucha precariedad, muy encima. Hay muchos barrios, pobres.
Me parece importante nombrar un Parque, en Santa Marta, que es un sitio, aún habitado por nativos, pero su concesión la tiene un señor francés, donde de ese parque-conservación, él tiene una ganancia del 98%, al país, Colombia, le deja en 1%, y a los nativos, le da el otro 1%, de su ganancia.
Y en ese sitio, este Parque, es el mayor complejo turístico, donde tiene playas, las más hermosas, de aguas azules, con una arena perfecta, y donde abundan los animales.
Había monitos varios, víboras, arañas, de diferentes tipos, y la importancia de los animales acuáticos, y los que viven allí, se alimentan y viven de ellos, directamente, siguen esas costumbres.
Ellos no se van de este lugar, y como hay en este parque, una hora de entrada, y otra hora de salida, y después de esa hora no está permitido el ingreso, más. A las 16 horas, no se puede ingresar ya más, el parque se cierra, y a las 17 horas, todo el mundo se debe retirar, sin contemplaciones.
Todas las excursiones se retiran, no se pueden quedar más.
Y hay una playa que actualmente se denomina playa cristal, pero en realidad se llama playa de los muertos, porque era un cementerio de los nativos, de allí, y nos dijeron que podríamos encontrar algo, pero no hallamos nada, nosotras.
Los nativos, te venden el menú, de la comida, tienen como chozas pequeñas, que han hecho, y así viven.
Y en Cartagena, fuimos a las islas del Rosario, que les pertenecen, y la isla de Barú, donde también habían nativos, que sobrevivían vendiendo, a las personas que llegaban allí, inclusive, tenían una escuelita para sus chicos, pero eran como chozitas, sin paredes, nada, y vienen maestros a enseñarles, y después regresan, está más o menos a una hora de la ciudad, mar adentro.
Los nativos eran muy amables, y nos contaban como viven, son pescadores, también, y para vender arman como un sistema, una vez le toca a uno, y otra vez al otro, se reparten las tareas, entre todos, van rotando, en forma más comunitaria, sí.
Una muy linda experiencia, más que todo por la parte cultural, y te amplía tu horizonte, realmente.
Y me hizo pensar, que más que todo, nosotros, en Argentina, tenemos muchas riqueza en nuestro territorio, y todavía hay acceso al estudio, tenemos facultades públicas, y a ellos les cuesta más, es más difícil, allí, el acceso, a la población, en general.
Mónica con esta experiencia vivida, en Colombia, me manifestó, que en Argentina, no se valoriza adecuadamente la educación, y ella vislumbró, más ayudas sociales, en nuestro país, que las que cuentan allá en Colombia, y que por ello, se debería revalorizar, con énfasis, la educación, y que como ciudadanos, deberíamos darnos cuenta, que esto que contamos con la educación, y que no aprovechamos adecuadamente, como lo tenemos, no lo valorizamos, como verdaderamente correspondería.
Porque tenemos fácil acceso, pero el día que nos falte eso, o se empiecen a privatizar las facultades, o aún las escuelas, es allí, donde se va a estratificar, masivamente la sociedad, donde no va a existir intermedio, y eso sería muy triste si sucediera.
Y como mensaje, lo sintetizó: la sociedad debe revalorizar nuestra educación.
En cuanto a la gastronomía habitual, colombiana, plátano frito, mojarra, que también lo fritaban, y arroz con coco.
La arepa es lo más tradicional, era como un buñuelito vuelta y vuelta, en la plancha, con harina de maíz y queso, y lo comen en cualquier momento.
Como postre, buscan el coco, el lulo, una fruta, rarísima, que no conocíamos, sí, ellos tienen muchas frutas, pedazos de frutas, uno va caminado por la calle, y te ofrecen pedazos de sandías, mango, que ya los tiene todo cortaditos, ellos comen estos frutos, constantemente.
Pero también tienen incorporado, el desayuno americano, con huevos fritos, cosas bastante potentes, suculentas, y las frutas, es muy típica, papaya, distintos tipos de mangos, tiene peras, pero estas peras colombianas son de otro sabor, diferente al nuestro, en Argentina, será de otra variedad, se ve que el clima le da otro sabor.
Estuvimos en Semana Santa en Colombia, en Santa Marta, y allí participamos de una procesión, en la calle, llevaban la Virgen e iban cantando, y cantaban canciones como muy movidas, no es como la procesión nuestra, más compungida, ellos manifestaban más la alegría, de estar allí, es su forma de expresión, con mucha alegría, sí, y la procesión era de una cuadra entera, muy grande, muchísima gente, son muy religiosos, y justo en el Hotel, nos regalaron, por la Semana Santa, un dulce de mango a cada una, que lo habían elaborado las chicas de la cocina.
Lo viven como muy alegre, a estas fiestas, ellos.
Como que respetan mucho, pero en forma más alegre. Pero el viernes santo estaban los negocios cerrados.
Se respeta eso, sí.
Y usan cánticos colombianos, bien de pueblo.
Y nos despertaron a nosotras, pues era a la seis de la mañana, muy temprano, y ya estaba la procesión, completa, lo que pasa es en esta parte del Caribe, por el clima, amanece muy temprano, a las 5, 30 horas AM, y el sol se esconde, a las 5 horas de la tarde, y ya no hay más sol, y la gente tiene mucha vida, desde muy temprano, todos se levantan muy temprano, a las 5 horas AM, porque a la tarde ya no hay más sol, y la cena es generalmente a las 19 horas.
Hacía mucho calor, tanto en Santa Marta, como en Cartagena.
Para ellos, un día frío, es un día de 28 grados, aunque suene increible.
Y ellos comentaban que desde hacía un año, no llueve, ellos le llaman el fenómeno del Niño, un cambio climático, que está apareciendo, y a las 14, o 15 horas, de la tarde, se pone muy ventoso, en estas zonas.
También me mostró un video casero, que realizó, en la localidad de Aracataca, lugar donde nació Gabriel García Márquez, el reconocido escritor colombiano, y había un cartel que decía: Buenos y malos, Aracataca, fue desde sus orígenes, un país, sin fronteras…
Había muebles antiguos y un gramófono, para escuchar discos viejos.
Muchos escritos de García Márquez, que decoraban sus paredes.
Pero Mónica me relató, que los muebles largaban un fuerte olor a encierro, pesado.
Porque en la historia, la madre, lo sacó de allí, y se lo llevó, y su abuelo era Capitán, una persona importante, en el lugar, y aquí se muestra una planta muy antigua, con ramas que caen, se meten en la tierra, y vuelven a salir, una planta muy antigua y aún extraña…
Y me mostró el sitio, en la finca, donde dormían los nativos.
Y Aracataca, es un pueblito, muy chiquito, es de calles de tierra, y un pueblo muy pobre, actualmente, es para ir a ver la casa, pero los alrededores, aparecen como villa muy precaria.
De Santa Marta, son dos horas de distancia, un camino de ruta, pero al llegar, después hay que caminar un trecho, para llegar a la casa, que ha sido acondicionada, porque sus descendientes, la regalaron para este uso.
Aracataca sobrevive, actualmente, el pueblo donde creció el célebre escritor colombiano, a la falta de agua potable, poca energía, y un terrible calor.
Está aún la casa de hielo, donde antiguamente se fabricaba, una ruina de tablones de madera, que relató el escritor…
El niño Gabriel, nació, aquí, en 1927, y vivió hasta sus 8 años de edad, solamente.
Pero sus recuerdos reaparecieron, cuando acompañó a su madre, a vender, la casa de los abuelos.
Pasó por un terreno de bananas, que se llamaba Macondo, y esto atrapó su atención…
De acuerdo con las poblaciones y los presupuestos, en Colombia, hay seis categorías de municipios, la uno es la más importante, con más dinero a recibir, pero Aracataca, está en la sexta categoría.
Como no hay agua, casi, los pobladores, fundamentalmente, los niños, acalorados, suelen bañarse, en las sucias aguas de las acequias, que por el 1900, construyeron los dueños de la United Fruit Company, para desviar el río, hacia sus plantas de bananas.
En ocasiones, el pueblo pequeño se divide en dos, por el paso cansino del Tren de carbón, de unos 120 vagones.
Cuando el Presidente Miguel Abadía Méndez, reprimió a los trabajadores bananeros en huelga, y murieron algunos miles de obreros, la compañía de frutas, en los años 50, abandonó Aracataca.
Hoy casi no hay bananas, y el cultivo es de palma africana, de donde extraen aceite comestible, y se intentará también el biodiesel.
Los dueños, de las calles, son motociclistas, bici-taxis, y motocarros.
Hay tracción a sangre, se usan burros.
Los divertimentos, en el lugar son la rifa, el póquer, el dominó, y aún, la riña de gallos.
En la casa de Gabriel, lo único veraz, es que ocupa la misma parcela, pero, ni los objetos, ni las paredes, son las primitivas, se ha acondicionado, todo para turismo…
Y, ¿qué representa Macondo? La soledad, la falta de oportunidades…
En Colombia, las plantaciones de café pueden devastar los hábitats naturales, pero hay muchos intentos positivos.
Se pueden ver maravillosos pájaros, amarronados, bastante grandes, llamados, urutaúes, son cazadores nocturnos, que saben camuflarse muy bien, atrapando insectos voladores, mariposas, y tienen un grito tan profundo, que los nativos, pensaron que había espíritus en la selva colombiana…
En Los Andes colombianos se puede ver una relación interesante, entre un ave y el árbol nacional de Colombia, que solo crece en Los Andes, es la Palma de cera, con más de 50 metros de alto, son las palmeras, más altas del globo, con su cera usada para velas, y sus hojas, eran para las celebraciones del domingo de palma.
Los pájaros dependen de los árboles más viejos para anidar, pero, muchas palmeras, murieron, y grupos ecologistas, proveyeron de nidos alternativos, y trabajaron con la Iglesia católica para que sea ilegal cortar estas hojas.
Son los loros oreji-amarillos, que lograron recuperar población, con estos cuidados, actualmente, hay alrededor de mil, cuando ya estaban cerca de su extinción.
Son totalmente verdes con su cuello muy amarillo, son muy vistosos.
Sólo se encuentran, aquí en Colombia.
En la hermosa ciudad de Manizales, un chotacabras maravilla, un pájaro magnífico, con una cola, del triple del largo de su cuerpo, una cola bellísima, y la usan para pavonearse, frente a las hembras.
Las hembras tienen cola más pequeña.
Al anochecer, salen a buscar sus comidas, en el aire.
En la noche, por el lugar se pueden ver zorros cangrejeros, que buscan restos de comidas. Son omnívoros, y comen casi de todo.
Insectos, roedores, carroña, y buscan cangrejos, en épocas secas.
Es tierra de colibríes, por doquier. Hay colibríes verdecitos, que se mueven ágiles, entre las flores. Hay algunos que levantan sus alas, como saludo, al aterrizar.
Hay más grandes, y hasta los muy pequeños, en Colombia.
Algunos de ellos, cuando se irritan, elevan su plumaje, en sus caritas.
Hay los llamados rutilantes, y otros coli-habanos.
Con gusanitos, se logran atraer pájaros colombianos, muy llamativos, el tororoí compadre, semejando una forma ovoidea, con patitas, con su panza redonda, blanca, y su dorso marrón, con cabeza rojiza.
También aparecen los llamados fruteros verdi-negro, toda verde, que ingieren sobre todo frutas maduras y bayas, pero no rechazan las lombrices.
Llega otro tororoí bandeado, totalmente marroncito, en peligro de extinción, pues es de selvas prístinas.
Por la civilización, su hogar está siendo destruido.
En las cimas de los Andes, de Colombia, más de 5.000 metros, vive el colibrí chivito, vive entre plantas gigantes de espeletia, de la familia de las margaritas. Son plantas de más de dos metros, y tienen más de cien años de vida.
El colibrí chivito, tiene cresta y barba, con cabeza oscura y cuello blanco, un ave muy bella, con penacho, y un brillante color violeta, en su garganta.
El macho es más vistoso. Es uno de los colibríes más grandes.
Mientras toma el néctar, se posa, y no vuela, suspendido, como otras especies.
Antes de finalizar todo este relato, no quiero olvidarme del diálogo entablado entre oponentes en Colombia, para buscar una paz definitiva, en un país, asolado por los conflictos, de toda índole, y las tristes, y obligadas migraciones sufridas de sus habitantes.
Pero no todo es triste, leo con avidez una noticia, en mi periódico, de que, una barra brava, en Colombia, rescata delincuentes, sí, tal cual se leyó, aunque, aquí en Argentina, nos parezca, cosa de otro planeta…
Son del Atlético Nacional de Medellín, y dan charlas en escuelas, y se declaran en lucha, contra la violencia, sus responsables aseveran: “les sacamos gente a la guerra”…
Se ve que después de todo lo que tuvieron que soportar en la sufrida Colombia, hasta las barras bravas han evolucionado para bien, y ojalá cunda su ejemplo.
“Los del Sur”, nacieron en 1997, y dictan talleres culturales en su sede, y en algunas cárceles de Medellín, con la convivencia y respeto por el otro.
ESCLARECEDORA CARICATURA DE ZULETA, ORO POR LA PAZ EN COLOMBIA...
Cada Navidad, reparten juguetes, y en marzo, útiles y delantales, y enseñan, además, a leer y a escribir a los niños.
Se trata de una organización social, tratando de robarle gente a la guerra y a la violencia.
Y no se crea que esto no sea lucrativo, hicieron un CD, adaptando canciones de barras argentinas, y ganaron más de 20.000 dólares.
Se llama el “barrismo social”, que nació en Colombia, para frenar a la violencia.
Que Dios los ilumine, y sigan en esta noble tarea.
Le agradecí a Mónica toda la información vertida.

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1 comentario:
Pasé mucho tiempo sin la P.C. y ahora, ya recuperada encuentro esta "belleza"... Esta es la geografía que me gusta, la que muestra el colorido de la naturaleza, su gente, las condiciones sociales reales,y lamentablemente el abuso del poder económico, que está en todos lados, expresado de distintas maneras, pero, cada vez, en posición más fuerte. Muy interesante la comparación que hace con respecto a la educación pública, ...una vez más, muchas gracias, Dr. Abellán
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