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jueves, 15 de enero de 2015

CALCHAQUÍ.



CALCHAQUÍ-DIAGUITAS:

En un reciente viaje a Salta y Tucumán, conocí los afamados Valles Calchaquíes, y sus bellezas, digno de  conocerlos, pero quise adentrarme en la historia y la cultura lugareña y encontré lo siguiente:
Un descendiente de los pueblos originarios quiso
recitar un poema escrito por él mismo, según relató, en la comunidad de Afama, don Alberto Cruz, recita su poema  “El Diaguita”, antes de comenzar una reunión por la problemática de las tierras, donde expresa su historia, y su cosmovisión, y también el fenómeno del mestizaje, y es un elemento que llama fundamentalmente a la reflexión: Se cuenta que está vigente una ley nacional para suspender desalojos, ley nacional de reparación histórica, la Número 26160, para suspenderlos.
Fue publicado el 12 de octubre del 2009, por Serenatero, El Indio Diaguita:
Yo soy un indio diaguita
El corazón me palpita
Me coronan mis hermanos
Que fueron torturados
Por defender lo que era suyo
Los mataron, los tiraron entre los yuyos,
Y donde su sangre se derramó
Ahí una planta germinó
Dio su fruto y su semilla
Que el viento se la llevó
Por todo suelo americano
Ahí a donde están mis hermanos
Luchando una y muchas veces
Reclamando lo que les pertenece
Lo que el blanco se lo quitó
Uno de esos soy yo
Yo soy hijo de las montañas
Y por mis venas corre sangre aborigen
Yo le pedí a Dios y a la Virgen
Que me acompañe en mi andar
Para así poder llegar
Aquí, entre de tanta gente
Y aquí me tienen presente
Para poderles relatar
Si no me falla la memoria
Voy a contarles una historia
De tiempos que ya han pasado
Los que vivieron en estas tierras
Y murieron en las guerras
De los que vinieron a descubrir
lo que ya estaba descubierto
Aquí llegaron de sed medio muertos
A buscar los tesoros
Y se llevaron la plata y el oro
Del inca y del diaguita
Pero la suerte maldita
Y hoy los indios vivimos en la pobreza
Mientras que ellos disfrutan de esas riquezas
Pero como nada queda en el olvido
Ya que estamos aquí todos reunidos
Adonde Dios bendijo este suelo
Aquí vivieron mis abuelos
Con el corazón lleno de esperanza
Aquí están enterradas arcos, flechas y lanzas
Y atiendan lo que les digo
Yo pongo por testigo
A este sol ardiente
Porque yo soy un descendiente
De una raza perdida
A Dios le debo la vida
Por dejarme llegar a viejo
Yo soy un indio parejo
Modesto, leal y sencillo
Yo no ambiciono del oro el brillo
Ni los ruidos de la ciudad
A mi me gusta vivir en soledad
Libre como el pensamiento
Mis quejas las lleva el viento
Y nadie las sabe escuchar
Yo para vivir me doy maña
Yo he recorrido las montañas
Con mis ojotas gastadas
Caminando sobre la nevada
De muchos inviernos crudos
Con mi cuerpo casi desnudo
Aguanté la tempestad
Ya muchos de mis hermanos
Se fueron a otros pagos
Y no quisieron volver
Yo tan sólo me he quedado
Pero de mi suerte no me quejo
Aquí he de morir de viejo
En estas tierras benditas
Porque yo soy un indio diaguita
Y no tengo porqué negar…

Además encontré que Daniel Barrios y Néstor Alejandro Gómez son pertenecientes a la comunidad Diaguita-Calchaquí, que habitan en los cerros de donde desciende el río Colorado, en el sitio que se denomina El Divisadero, en el Oeste de esa ciudad tan hermosa llamada Cafayate, dentro del gran Valle Calchaquí, de la provincia de Salta, provincia de la  Argentina, donde viven más personas que pertenecen a los pueblos originarios. Al turista no se le cuentan estos hechos…
Y estos dos diaguitas nos cuentan su lucha, que es la misma  que desde hace cinco siglos, vienen llevando la comunidad de aborígenes originarios en nuestro país. Diaguita, qom, mapuche, guaraní, comechingon, ranquel, huichi, chorote, pilagá, lules y otros de América toda.
La sanguínea y sabia verborragia de Daniel, y los profundos poemas de Néstor, que los unen con la Madre Tierra, con la Pachamama.
Mi nombre es Daniel Barrios, pertenezco a la nación Diaguita, Diaguita significa montañez, significa el hombre que vive en la montaña, de la parcialidad de los calchaquíes, calchaquí es una palabra quechua que el español empieza a denominar en el siglo XVI, a este Valle como Valle del Calchaquí, como Valle de los Invencibles, Valle donde no entra el blanco, valle de los hombres que cosechan maíz, a la luz de la luna, significa calchaquí. Bueno, nosotros somos los hijos de esta Avya Yala, esto es la tierra madura, esto no es América, ustedes le pusieron América, nosotros somos sus hijos, no somos sus dueños, ustedes los blancos le ponen dueño a todo, y no son dueños ni de su vida, y nosotros los hijos de esta Avya Yala, aún luchamos acá, en lo recóndito de las montañas, muchas veces nos ven, en las ciudades, diezmados, nos ven oprimidos por el sistema, y nos dicen morochos, los negros de mierda, como nos llaman, en Buenos Aires, payucanos, talón rajado, que más no nos dicen, vivimos de las villas, somos la mano de obra barata, el sistema del blanco nos oprime, y ya no son blancos, son arábigos, de todo el mundo, y nos siguen sacando las tierras, para que sepa el mundo que aún la resistencia de los pueblos originarios está latente, estamos volviendo, si lo podemos llamar, pero estamos volviendo del ostracismo, si acá nomás en la Argentina te dicen que el indígena no existe, pero el 60 % de la Argentina es indígena, es mapuche, ranquel, diaguita, qom, pilagá, comechingon, querandí, guaraní, avaguaraní, chorote, pilela, lule, aún estamos acá, ustedes creen que han descubierto algo, se mofaban, y nunca lo descubrieron, nos taparon, nos olvidaron, nos sosegaron, nos acallaron, y nos siguen robando, por eso yo soy diaguita, hijo de esta tierra, ustedes son los invasores, inmigrantes, que nos robaron todo, como dicen por ahí, lo único que les falta robar es la gana de llorar, somos nosotros los hijos de esta tierra,  que ya lo veíamos allá en el 1535, cuando entró Diego de Almagro, después vino Diego de Rojas, Heredia, Mendoza, y aún no han parado de llegar, no se qué buscando, ya nos han robado las tierras, el mar, que más quieren robar, nos han robado hasta la identidad…

Rompe el viento en el río Colorado
Con sus siete cascadas embellecidas
Déjase acariciar por todo el mundo
Y sobretodo deja al hombre
construir su destino
Mira celoso el molino (que es un cerro)
los gritos de los nativos
Que retumban como eco
Las aguardientes del gran cacique Moreno
Pero al abrir mis ojos
Hoy veo pena y dolor
Veo a mi gente sufrir
La codicia que el propio hombre creó
Lo repite el pueblo
Todo es bramido, es clamor,
Cafayate siente en la tierra latir su dolor.
Que no es más que el paisanaje
Que clama justicia
Frente a la indiferencia del sentimiento
Es el río Colorado
Que amortigua todo el Valle Calchaquí
Para que de la pradera de todo un pueblo
Brote en ella
Árboles hechos, sombra y trino
Descansa con su poncho blanco (las nubes)
En sus pantanales rindiendo honores
A los antepasados de este suelo
Pachamama, tú que eres Madre de esta tierra
Tierra que nos ama y nos cuida
Dile a estos hombres codiciosos
Que no somos dueños sino hijos de esta tierra…

Este poema de muy adentro de mi por la lucha que hemos tenido, y se lo dedico a las 39 familias que están viviendo en esas montañas, del pueblo Diaguita. Es inmenso el territorio. Están viviendo, ocupando tradicionalmente, la parte alta, crían ganado y tienen plantaciones también, agua es rica, con minerales, tienen manantiales impresionantes, que alimentan justamente a este pueblo. Ellos emiten gritos, los nativos en los cerros, son sus códigos, en diferentes formas,  porque de una quebrada a otra es lejos, y el tiempo, entonces ellos con esos gritos que retumban, ellos se entienden. Son muchos códigos que se manejan dentro de esa comunidad.
Todavía hoy nos combaten y aún llegamos a perder la vida, sale el sol sobre lo bueno y lo malo, por eso el dinero no te alcanzará para la muerte, y la vida, y la vida, solo es un camino, es un verano.
Mi nombre elegido es aspuskichuri y significa en KAKÁN, hijo de indios ancestrales, y yo lo elegí, y la lucha continúa por más de cinco siglos.


Fue extraido de www.americasonora.com, de Toty Sianka.

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