CALCHAQUÍ-DIAGUITAS:
En un
reciente viaje a Salta y Tucumán, conocí los afamados Valles Calchaquíes, y sus
bellezas, digno de conocerlos, pero
quise adentrarme en la historia y la cultura lugareña y encontré lo siguiente:
Un
descendiente de los pueblos originarios quiso
recitar
un poema escrito por él mismo, según relató, en la comunidad de Afama, don
Alberto Cruz, recita su poema “El
Diaguita”, antes de comenzar una reunión por la problemática de las tierras,
donde expresa su historia, y su cosmovisión, y también el fenómeno del
mestizaje, y es un elemento que llama fundamentalmente a la reflexión: Se
cuenta que está vigente una ley nacional para suspender desalojos, ley nacional
de reparación histórica, la
Número 26160, para suspenderlos.
Fue
publicado el 12 de octubre del 2009, por Serenatero, El Indio Diaguita:
Yo
soy un indio diaguita
El
corazón me palpita
Me
coronan mis hermanos
Que
fueron torturados
Por
defender lo que era suyo
Los
mataron, los tiraron entre los yuyos,
Y
donde su sangre se derramó
Ahí
una planta germinó
Dio
su fruto y su semilla
Que
el viento se la llevó
Por
todo suelo americano
Ahí a
donde están mis hermanos
Luchando
una y muchas veces
Reclamando
lo que les pertenece
Lo
que el blanco se lo quitó
Uno
de esos soy yo
Yo
soy hijo de las montañas
Y por
mis venas corre sangre aborigen
Yo le
pedí a Dios y a la Virgen
Que
me acompañe en mi andar
Para
así poder llegar
Aquí,
entre de tanta gente
Y
aquí me tienen presente
Para
poderles relatar
Si no
me falla la memoria
Voy a
contarles una historia
De
tiempos que ya han pasado
Los
que vivieron en estas tierras
Y
murieron en las guerras
De
los que vinieron a descubrir
lo
que ya estaba descubierto
Aquí
llegaron de sed medio muertos
A
buscar los tesoros
Y se
llevaron la plata y el oro
Del
inca y del diaguita
Pero
la suerte maldita
Y hoy
los indios vivimos en la pobreza
Mientras
que ellos disfrutan de esas riquezas
Pero
como nada queda en el olvido
Ya
que estamos aquí todos reunidos
Adonde
Dios bendijo este suelo
Aquí
vivieron mis abuelos
Con
el corazón lleno de esperanza
Aquí
están enterradas arcos, flechas y lanzas
Y
atiendan lo que les digo
Yo
pongo por testigo
A
este sol ardiente
Porque
yo soy un descendiente
De
una raza perdida
A
Dios le debo la vida
Por
dejarme llegar a viejo
Yo
soy un indio parejo
Modesto,
leal y sencillo
Yo no
ambiciono del oro el brillo
Ni
los ruidos de la ciudad
A mi
me gusta vivir en soledad
Libre
como el pensamiento
Mis
quejas las lleva el viento
Y
nadie las sabe escuchar
Yo
para vivir me doy maña
Yo he
recorrido las montañas
Con
mis ojotas gastadas
Caminando
sobre la nevada
De
muchos inviernos crudos
Con
mi cuerpo casi desnudo
Aguanté
la tempestad
Ya
muchos de mis hermanos
Se
fueron a otros pagos
Y no
quisieron volver
Yo
tan sólo me he quedado
Pero
de mi suerte no me quejo
Aquí
he de morir de viejo
En
estas tierras benditas
Porque
yo soy un indio diaguita
Y no
tengo porqué negar…
Además
encontré que Daniel Barrios y Néstor Alejandro Gómez son pertenecientes a la
comunidad Diaguita-Calchaquí, que habitan en los cerros de donde desciende el
río Colorado, en el sitio que se denomina El Divisadero, en el Oeste de esa
ciudad tan hermosa llamada Cafayate, dentro del gran Valle Calchaquí, de la provincia
de Salta, provincia de la Argentina, donde viven más
personas que pertenecen a los pueblos originarios. Al turista no se le cuentan
estos hechos…
Y
estos dos diaguitas nos cuentan su lucha, que es la misma que desde hace cinco siglos, vienen llevando
la comunidad de aborígenes originarios en nuestro país. Diaguita, qom, mapuche,
guaraní, comechingon, ranquel, huichi, chorote, pilagá, lules y otros de
América toda.
La
sanguínea y sabia verborragia de Daniel, y los profundos poemas de Néstor, que
los unen con la Madre Tierra,
con la Pachamama.
Mi
nombre es Daniel Barrios, pertenezco a la nación Diaguita, Diaguita significa
montañez, significa el hombre que vive en la montaña, de la parcialidad de los
calchaquíes, calchaquí es una palabra quechua que el español empieza a
denominar en el siglo XVI, a este Valle como Valle del Calchaquí, como Valle de
los Invencibles, Valle donde no entra el blanco, valle de los hombres que
cosechan maíz, a la luz de la luna, significa calchaquí. Bueno, nosotros somos
los hijos de esta Avya Yala, esto es la tierra madura, esto no es América,
ustedes le pusieron América, nosotros somos sus hijos, no somos sus dueños,
ustedes los blancos le ponen dueño a todo, y no son dueños ni de su vida, y
nosotros los hijos de esta Avya Yala, aún luchamos acá, en lo recóndito de las
montañas, muchas veces nos ven, en las ciudades, diezmados, nos ven oprimidos
por el sistema, y nos dicen morochos, los negros de mierda, como nos llaman, en
Buenos Aires, payucanos, talón rajado, que más no nos dicen, vivimos de las
villas, somos la mano de obra barata, el sistema del blanco nos oprime, y ya no
son blancos, son arábigos, de todo el mundo, y nos siguen sacando las tierras,
para que sepa el mundo que aún la resistencia de los pueblos originarios está
latente, estamos volviendo, si lo podemos llamar, pero estamos volviendo del ostracismo,
si acá nomás en la Argentina
te dicen que el indígena no existe, pero el 60 % de la Argentina es indígena,
es mapuche, ranquel, diaguita, qom, pilagá, comechingon, querandí, guaraní,
avaguaraní, chorote, pilela, lule, aún estamos acá, ustedes creen que han
descubierto algo, se mofaban, y nunca lo descubrieron, nos taparon, nos
olvidaron, nos sosegaron, nos acallaron, y nos siguen robando, por eso yo soy
diaguita, hijo de esta tierra, ustedes son los invasores, inmigrantes, que nos
robaron todo, como dicen por ahí, lo único que les falta robar es la gana de
llorar, somos nosotros los hijos de esta tierra, que ya lo veíamos allá en el 1535, cuando
entró Diego de Almagro, después vino Diego de Rojas, Heredia, Mendoza, y aún no
han parado de llegar, no se qué buscando, ya nos han robado las tierras, el
mar, que más quieren robar, nos han robado hasta la identidad…
Rompe
el viento en el río Colorado
Con
sus siete cascadas embellecidas
Déjase
acariciar por todo el mundo
Y
sobretodo deja al hombre
construir
su destino
Mira
celoso el molino (que es un cerro)
los
gritos de los nativos
Que
retumban como eco
Las
aguardientes del gran cacique Moreno
Pero
al abrir mis ojos
Hoy veo
pena y dolor
Veo a
mi gente sufrir
La
codicia que el propio hombre creó
Lo repite
el pueblo
Todo
es bramido, es clamor,
Cafayate
siente en la tierra latir su dolor.
Que
no es más que el paisanaje
Que
clama justicia
Frente
a la indiferencia del sentimiento
Es el
río Colorado
Que
amortigua todo el Valle Calchaquí
Para
que de la pradera de todo un pueblo
Brote
en ella
Árboles
hechos, sombra y trino
Descansa
con su poncho blanco (las nubes)
En
sus pantanales rindiendo honores
A los
antepasados de este suelo
Pachamama,
tú que eres Madre de esta tierra
Tierra
que nos ama y nos cuida
Dile
a estos hombres codiciosos
Que
no somos dueños sino hijos de esta tierra…
Este
poema de muy adentro de mi por la lucha que hemos tenido, y se lo dedico a las
39 familias que están viviendo en esas montañas, del pueblo Diaguita. Es
inmenso el territorio. Están viviendo, ocupando tradicionalmente, la parte
alta, crían ganado y tienen plantaciones también, agua es rica, con minerales,
tienen manantiales impresionantes, que alimentan justamente a este pueblo.
Ellos emiten gritos, los nativos en los cerros, son sus códigos, en diferentes
formas, porque de una quebrada a otra es
lejos, y el tiempo, entonces ellos con esos gritos que retumban, ellos se
entienden. Son muchos códigos que se manejan dentro de esa comunidad.
Todavía hoy nos combaten y aún llegamos a perder la
vida, sale el sol sobre lo bueno y lo malo, por eso el dinero no te alcanzará
para la muerte, y la vida, y la vida, solo es un camino, es un verano.
Mi nombre elegido es aspuskichuri y significa en
KAKÁN, hijo de indios ancestrales, y yo lo elegí, y la lucha continúa por más
de cinco siglos.
Fue extraido de www.americasonora.com,
de Toty Sianka.
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