OSCAR EL FOTÓGRAFO

Oscar el Fotógrafo:

Cuando yo era scout, y estaba a cargo de una
fracción de la compañía, previamente había tenido a mi cargo una patrulla, y fui ascendiendo, en la Agrupación Sargento Cabral, de Rosario, ya desaparecida.
Me gustaba mantener correspondencia escrita, con gente de afuera, especialmente scouts.
Y tenía, unos diez o doce corresponsales, en Colombia, en México, en Brasil, en Buenos Aires, y otros lados, todos scouts, sí.
Y no recuerdo como me relacioné con este scout, que tenía la misma categoría que yo, en Italia.
Él era argentino, de nacimiento, pero era scout en Italia.
En Europa era donde más había scoutis. Porque los scouts se originaron en Inglaterra, allí empezó el movimiento del scoutismo.
Que ahora con el modernismo, y otras modas, se lo ha dejado, digamos, que bastante, de lado.
Porque la vida del scout es el campamento y vivir al aire libre, y este es uno de sus motivos principales.
A mí siempre me gustó la naturaleza, hacíamos campamento muy seguido, generalmente íbamos a Carcarañá, sobre el río, qué hermoso, o al arroyo Saladillo, a Córdoba, a Carlos Paz, y en ese momento, porque los hacíamos por sección, así, serían, cada patrulla tiene siete scouts, serían dos patrullas, unos quince scouts.
Había formas de recaudar los fondos, sí, con reuniones.
Volviendo a las comunicaciones, mi relación con este compañero scout en Italia, en el Norte de su país, cerca de los Pirineos, fue muy fructífera, y mantuvimos correspondencia por 42  años, nada menos. Éramos íntimos, casi hermanos, exactamente, nos conocíamos todo. Y él viajó dos veces a la Argentina, a Rosario, y a Buenos Aires, donde también tenía unos amigos, y un pariente lejano.
Y la primera vez, me pudo saludar, me encontró, y yo, con algunos amigos, lo fuimos a ver a la casa de una señora, amiga nuestra, donde él paraba, y estuvo unos 20  días, acá en Rosario, y me regaló un grabador, para grabar, en esa época, discos, de una buena marca, y un montón de recuerdos de Italia, las insignias, que van en el brazo, que se colocan en las chaquetas, y las intercambiamos, exactamente.
Igual que estampillas de correo, mundiales, con motivos de scout.
Y la primera vez que me escribió, me mandó la fotografía, que había estado por los Pirineos, con un grupo de scouts.
42 años, y tal es así, cuando hizo el segundo viaje, estuvimos en Buenos Aires, haciéndole la despedida, con familiares y amigos, míos.
Se me amontonan los recuerdos, que no lo tenía previsto, y como yo también sacaba fotografías, le mandaba muchas fotos a Italia.
En ese momento, yo, Julio Abellan, le conté que tenía un primo, en Estados Unidos, cerca de Washington, y él, toda su vida, también se carteó, como Usted, Oscar, con un jovencito chino, y también se lograron reunir, uno vino a Estados Unidos, y mi primo viajó una vez a China, cuando una relación dura muchos años, y se fortalece mucho, es permanente.
Siguió Oscar relatando: Cuando vino el scout de Italia, por segunda vez, y el diario La Capital, en ese entonces, era como el padrino, de otra Agrupación scout, que estaba en La Florida, era otro grupo scout, y por intermedio del Maestro Scout de esa Agrupación, nos llevaron al diario La Capital, al italiano y a mí, y a varios amigos más, y nos hicieron una entrevista, y sacaron la fotografía, todos juntos, y salimos en el diario, y decía el título, una amistad duradera durante 42  años, por correspondencia. Trascendió, no solamente en mi familia, sí trascendió en Rosario.
Y en lo que concierne a la fotografía, diferente a la actualidad, en donde cualquiera saca una foto, cualquier niño, cualquier joven, tiene una cámara, y se sacan fotografías de todas formas, pero yo, estudié tres años, la profesión de fotógrafo, en el Instituto de Profesiones Técnicas, que estaba aquí en Rosario, enfrente de la antigua Maternidad Martin, era una Escuela Técnica, porque allí había varias especialidades, y tuve que aplicarme por tres años, con los elementos que contábamos en esa época, y algunos aparatos viejos, y de acuerdo a los estudios que daban los profesores, hacíamos excursiones a diferentes lugares de Rosario, un verdadero zafari fotográfico, sí, y entonces íbamos sacando las fotografías, y después íbamos al laboratorio, y aprendíamos el revelado, hacíamos todo, igual que el retoque de las fotografías de los retratos, y todo eso, con pinceles y un profesor alemán, en retoque. Ahora le llaman fotoshop, al retoque en fotos actuales, para que las artistas se vean diferentes…A una mujer por ejemplo le sacan kilos, y aparece más delgada, o aún se les sacan sus arrugas, y parece más joven, y así.
Y con el tiempo, me conecté con otro compañero fotógrafo, que también había estudiado conmigo, y nos pusimos de acuerdo para poner un laboratorio, él cuando empezó a estudiar fotografía, en su primer año, iba de pantalón corto, todavía me acuerdo, sí.
Y ha sido muy superior a mí, como fotógrafo, y pusimos un laboratorio fotográfico, para trabajar los dos, para revelar, porque en esa época, en el año 1967, 1970, trabajábamos los dos para una revista deportiva de Santa Fe, se llamaba Santa Fe Deportivo, que no duró mucho tiempo, y nos dieron los carnets, y nos mandaban a los estadios de football, a sacar fotografías, y por eso está la foto del arquero de Rosario Central, Biasuto, y dentro de los negativos de las fotografías que había sacado, estábamos en la cancha de Central, también íbamos a Buenos Aires, a la cancha de Boca, a la Bombonera famosa, a la de River Plate, de San Lorenzo, pero nos insistían en que en Buenos Aires sacásemos bien las fotos, porque se quería interesar a las personas…
En cambio, acá en Rosario, sacábamos las fotos, y veníamos volando, al laboratorio, a revelarlas y ampliarlas, de 20  por 30, para llevarlas al Canal 5, tenía la audición Giordano, que era un periodista deportivo, y las mostraba en el acto, con la foto de los goles.
Yo estaba en un palo, al lado del arco de Biasuto, era de día, a pleno sol, a plena tarde, a veces hemos sacado de noche, también pero esa vez, no, era con luz natural. Biasuto había venido en préstamo, a Central, era de Atlanta, me parece, y siempre usaba una gorra, claro, por los reflejos del sol, y fue un tiro de jugada, él se tiró al suelo, a un costado, pero su cuerpo quedó en el aire, oblicuo, con sus pies hacia arriba, y las manos sobre la pelota, y la pelota está en la línea de gol, y tal es así, que así titulé esa foto: En la línea.
Y con esa fotografía obtuve el segundo premio en el concurso de Fotos Deportivas, organizado por el Ateneo Foto Club Rosario, por esa instantánea, donde Biasuto atajaba esa pelota en la propia raya del gol, para alegría de todos los centralistas presentes.
Mi compañero siguió, porque lo tomaron en la revista Gente, y en el Gráfico, y él trabajaba en la Policía.
Una vez hice una foto de una carrera de caballos, un premio del Hipódromo, y me puse allí, cruzando la pista, y me puse enfrente de la galería donde estaba la gente mirando, y venían los caballos corriendo, y yo les saqué la foto, y entonces me mandé una de las mías, vine a mi casa, la revelé, y de ahí, me fui, al aeródromo, y había un avión, que salía a las 19  horas, para Buenos Aires, y le puse el sobre, para el diario El Clarín, urgente, y la mandé.
Y el lunes, yo me veo la foto, en el diario, y me mandaron $500, de allí. Porque aquí El Clarín, tenía delegación local.
Y yo, Julio Abellan, le comenté, que un compañero mío, de la Escuela Secundaria, Superior de Comercio, General San Martín, de Rosario, el señor Osvaldo Brisaboa, escribió mucho en el Clarín, desde Rosario.
Estaban en la calle Córdoba, no sé si estarán todavía.
Y yo me casé con una mujer porteña, cerca de Avellaneda, de Bernal, y entonces me acostumbré siempre a leer el Clarín. La Capital, la leo los sábados, pero los otros días leo El Clarín. Es un diario muy completo.
Cuando se inauguró el Monumento a la Bandera, yo estaba allí, para sacar fotografías,    
Por mi cuenta, se llamaba freelance, y tomé varias fotos, del Monumento, con los Granaderos, arriba, que salieron en muchos lugares, de afiches, y  agachándome tomé una fotografía cuando venían de frente, los granaderos, con sus caballos, y sus banderas, y el Monumento de fondo, un poco más lejos, que fue excepcional, y estas fotografías fueron publicadas en esta revista Rosario, que está auspiciada por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, la provincia de Santa Fe y la Municipalidad de Rosario.
Y un amigo entrañable, Silvio Vaccarezza, me dijo que había escrito un artículo de los olivos de la Plaza Imperia, en la revista Rosario, porque los familiares de Vaccarezza, son de Génova, y los de Belgrano vinieron de allí también, y por eso hay dos brotes de olivos, hoy ya árboles frondosos, plantados al lado del Monumento a la Bandera, que fueron traídos por una delegación de Costa d’Oneglia, encabezada por la señora María Dolía Belgrano, y los plantaron aquí, en esta Plaza Imperia. Otros dos olivos italianos, del pueblo natal del padre de Belgrano, don Domingo Francisco Mario Gaitán Belgrano y Peri, fueron llevados a Curuzú Cuatiá, de Corrientes.
Precisamente en una carta, el señor Silvio Vaccarezza, le escribió al amigo Oscar:
Mi amigo el fotógrafo, sacó tantas fotografías, que soñaba pensando en fotografiar los sueños, las esperanzas y los deseos. Sus brazos tienen un movimiento continuo, hacia arriba o de costado, abajo o acostado, eran todas poses diferentes de las fotos que saldrían imaginadas. Sus archivos regularmente acomodados en un orden preciso, las fotografías bien hechas, deben estar con su negativo, siempre a mano, y fácil encontrarlas.
Otro aspecto que cultivó, fue la fotografía artística, participando por primera vez en el concurso del Foto Club “San Jorge”, de esa localidad, obteniendo el Primer Premio con la obra: “Hacia la luz”, tomada en el Parque Alem de Rosario.
Sacó fotos a los amigos, todos deseaban ser fotografiados por él, y poco a poco se hizo famoso y todos conservamos las fotografías que él sacó.
Cuando consiguió la técnica precisa, la habilidad innata, la visión perfecta del momento, después de tantos años, decidió colgar la máquina, en algún lugar, que no estuviera a mano.