COMO SALVAR LO DOLOROSO

ME FALTA MI HIJO MENOR…

Mi nombre es Esther, y ya llevo cumplidos 84 años.
Hace ya seis años que falta de mi lado, mi hijo menor, que tenía 46 años. A pesar de todo, doy gracias a Dios, que en apenas dos meses, fue el desenlace.
Siempre pensé que la Alegría hace bien al corazón, y refuerza la salud. Pero, reconozco, que fui aprendiendo, que es a veces, a través del Dolor, que las personas nos enriquecemos en Humanidad.
Es entonces cuando se comprende cuánto más vale el “nosotros”, que el “yo”. Sentimos profundamente cuántos otros nos acompañan, pero no existen palabras a veces, para poder expresarse.
Tenía una muy buena amistad con mi hijo Jorge, y compartíamos muchos enfoques de la Vida, que se efectivizaban en largas charlas, que extraño terriblemente, todavía, a pesar del tiempo transcurrido.
Hay algo especial en el Duelo, que cada uno lo elabora como puede, no hay recetas útiles para sobrellevarlo.
Es tal el conflicto entre el razonamiento, y los sentimientos que van surgiendo, espontáneamente, como oleadas, a veces, detalles, que no son fáciles de comprender para el que no ha pasado esta circunstancia de perder un hijo, cosa a la que nadie está preparado.
Pero he hecho algo para sentirme mejor, y personalmente siento que, sobre mi hombro derecho, me acompaña Jorge, que me dice constantemente: Mamá, ¡hay que seguir adelante!
Y eso es lo que me impulsa, y me sostiene.
Hace cuatro años, que me decidí, y cursé en una Escuela Pública, clases de computación para adultos, y así, realicé un deseo suyo: que aprendiese a utilizar su computadora…
Y hoy puedo decir, que muchas veces recibo de mis amigos, mensajes, que parecen escritos por él, y yo me hago la idea fantasiosa de ello, y que lo hace especialmente para mí.
Agosto de 2012.
Agradezco personalmente a la señora Esther, de dejarnos compartir su dolor, y de mostrarnos un camino posible para salir de la opresión por la pérdida de un ser tan querido.