UN 20 DE JUNIO EN ROSARIO. ARGENTINA:
Este día, es el de la Fiesta Cívica más importante,
para la ciudad de Rosario, y una fecha festiva importante para toda la
Argentina.
Se conmemora, la desaparición física del General Don
Manuel Belgrano, la Fiesta de la Bandera Nacional, pues a él le tocó, en la
historia, generar este emblema cívico.
Precisamente, y desobedeciendo órdenes desde el
Gobierno de Buenos Aires, quienes pugnaron para que no lo hiciese, el Gral.
Belgrano, en las barrancas del Paraná, en los inicios de la población, que
posteriormente se llamaría Rosario, desplegó nuestra insignia nacional ante sus
propias fuerzas militares de la Independencia, y los civiles que se reunieron
allí.
Un amigo Belgraniano, como yo, me envió un escrito
personal, que quisiera transmitir, en este blog, para resaltar la figura del
General Manuel Belgrano…
Se trata del Profesor Licenciado Luis Ángel Maggi, y
expresa lo siguiente:
Manuel Belgrano y el Periodismo.
Su pasión por
informar al pueblo, ocupó un lugar importante, en su vida.
Nació en la ciudad de Buenos Aires en el año 1770, estudió
las primeras letras en el Colegio
San Carlos, hasta que sus padres, lo enviaron a
Salamanca, en España, donde se recibió de Bachiller en Leyes, y obtuvo el
título de Abogado, cuando rindió su examen final en Valladolid. Además se
preparó en Economía.
En el año 1794, asumió como Secretario del Consulado de
Buenos Aires, cuando relataba, cada año, las memorias anuales.
Manuel Belgrano, hijo de un inmigrante Ligur, y de una
madre criolla, fue abogado, funcionario, militar, creador de la Bandera
Nacional y de numerosas escuelas, educador, traductor, políglota, economista,
diplomático, defensor de los aborígenes y de la integridad territorial, y héroe
nacional, murió pobre, en Buenos Aires, el 20 de junio, del año 1820.
Su actividad periodística, comenzó en “El Telégrafo
Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de La Plata”, cuyo
primer número se publicó en abril de 1801, fundado y dirigido por el escritor, Francisco
Antonio Cabello y Mesa.
Belgrano colaboraba, junto a Juan Castelli, Julián de
Leiva, Domingo de Azcuénaga, y otros.
Duró un año, esta publicación, y se clausuró por 1802.
Manuel Belgrano, continuó, con la difusión de sus
ideas, en el Seminario de Agricultura, Industria y Comercio, editado por el
comerciante criollo, Juan Hipólito Vieytes, entre los años 1802 a 1807.
En sus escritos, propiciaba la industria, el comercio,
y la agricultura, siguiendo la teoría fisiocrática de Quesnay, cuya obra, había
traducido del francés, también de Filangeri, y otros.
El Semanario, llegó a publicar 218 números.
El 3 de marzo de 1810, con la aprobación del Virrey
Cisneros, se editó el Correo de Comercio, siendo sus redactores, Manuel
Belgrano, Hipólito Vieytes, periódico, que duró hasta el 5 de abril del año
1811, Manuel Belgrano, desarrolló su pensamiento, referido a la economía.
La publicación cerró, cuando Belgrano, fuera de la
Capital, en misión diplomática al Paraguay, junto al rosarino Doctor Vicente
Anastasio Echevarría.
En el Instituto Belgraniano de Rosario, fundado el 17
de Mayo de 1957, se pueden encontrar muchos más datos de este ilustre Patriota,
defensor de la integridad territorial, y de la educación, en todo el ámbito
nacional.
Manuel Belgrano, fue un hombre inteligente, sagaz,
generoso, que puso al servicio de su Patria, su conocimiento, sus fuerzas, su
vida a favor de un pueblo, con independencia y libertad.
Numerosos escritos, bien redactados, se conservan,
informes al Consulado, las cartas a San Martín, a Güemes, los artículos de los
periódicos, su Proclama en la ciudad de Buenos Aires: “Deseo ser digno hijo de
la Patria”, en su arenga frente al Regimiento de Patricios, “Nací para servir a
mi pueblo, no vine para ser servido...” También nos quedó el diario de marcha
de Buenos Aires a Rosario, de 1812, y sus cartas de Rosario a Buenos Aires…
Sus palabras y acciones, en las provincias de
Corrientes y Misiones, donde relató el Reglamento en favor de los aborígenes.
En Rosario, el 27 de febrero de 1812, creó la Primera
Bandera Nacional, de Argentina, la cosió María Catalina Echevarría de Vidal, y
la hizo bendecir por el Párroco, Julián Navarro, y enarbolar, por el Delegado
santafesino Cosme Maciel, y la juró el ejército y el pueblo.
En la ocasión, sentenció: “…no teniendo bandera, mandé
hacerla celeste y blanca”.
En las costas del río Paraná, organizó la construcción
de dos Baterías que llamó: Independencia y Libertad.
El 25 de mayo de 1812, reiteró la jura y bendición de
nuestra bandera, ahora en Jujuy.
Luego de la Batalla de Tucumán, declamó “Este 24 de
septiembre de 1812, día de la Virgen de las Mercedes, los patriotas hemos
vencido…”
El 20 de febrero de 1813, con ocasión del triunfo,
ahora en Salta, dijo: “Obtuvimos otra victoria por el valor de nuestros
patriotas, y en las derrotas, mantengamos alto el espíritu, hasta lograr el
objetivo de la libertad y la independencia”.
En el acta de donación de 40.000 pesos fuertes, en el
año 1813, los destinó, para la fundación de cuatro escuelas, “Agradezco este
reconocimiento al Gobierno Nacional, pero este pueblo, necesita aún, muchas
escuelas, entonces, el dinero, será destinado, para su construcción y
mantenimiento, en Tarija, Jujuy, Tucumán y en Santiago del Estero”.
Luego estuvo en el asesoramiento, en el Congreso de
1816, en los acuerdos de los terrenos santafesinos en 1819, hasta los permisos
que pidió a la superioridad, por su quebrantada salud.
El testamento, y sus últimas palabras: “Ay Patria mía,
cuantos males tienes todavía, espero que las nuevas generaciones los puedan
corregir…”
Los integrantes del Instituto Belgraniano de Rosario,
queremos compartir la admiración que sentimos por este prócer, este verdadero
héroe nacional, que estuvo, siempre, adelante, como un estadista, en la
construcción de la Nación Argentina, iluminando el camino de las ciencias,
respeto por la ley, desprecio por la ambición desmedida, en desmedro del
pueblo.
El ejercicio de un periodismo que informa y esclarezca
al pueblo.
Queremos que brille su ejemplo cívico en Rosario, en el
País, y en el orbe.
Belgrano, enfermo de hidropesía, viajó en carreta,
desde Tucumán, hasta Buenos Aires, fue allí, cuidado por su médico, sus
familiares, y religiosos dominicos, entregó su reloj como único pago posible a
su médico de cabecera, pues estaba pobre, y murió en la ciudad de Buenos Aires,
el 20 de junio de 1820, el día que se denominó el “de los tres gobernadores”,
porque el gobierno era fruto de constantes rencillas intestinas.
Sus manos entrelazadas con un rosario, con el hábito
dominico, blanco, y sin ninguna pompa fúnebre, fue enterrado en el piso del
atrio de la Iglesia de Santo Domingo, de cuya orden, Belgrano era de la orden
terciaria, como sus progenitores, también lo habían sido.
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