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viernes, 26 de agosto de 2016

CAMINO HACIA LA SUPERACIÓN:

Cuando se está deprimido, muchas veces se instala profundamente, entre cada uno de nosotros, un sentimiento de insatisfacción personal.
Yo pienso muy lento, no controlo mi vida, me siento mediocre, me siento mal, y termino con una sensación de desvalorización, frente a los demás, todos siempre más alegres y felices, que yo…
Siempre los demás trabajan mejor, y rinden más, aún, y muchos se desprecian, pues se sienten que no hacen nada, que son “vagos”…
Uno se miente, diciendo: “solo estoy un poco fatigado”, “si me tomo unas vacaciones, todo mejorará”…
Pero para tratar alguna dolencia física o espiritual, lo primero es reconocer que la padecemos, y esto, generalmente es difícil, y no se quiere hacer.
Anselm Grün, refiere que en la Biblia, se nos muestra la imagen del melancólico rey Saúl, quien era muy modesto, pero también se cuenta, que Saúl, no se atrevía a nada, y siempre se preguntaba: “¿Qué es lo que soy?”
No confiaba en que Dios estuviese con él, ni que le permitiese, a él, como un Rey, poder servir adecuadamente a su pueblo.
Y la Biblia, dice: “El espíritu de Yahveh se había apartado de Saúl y un espíritu malo, enviado por Yahveh, lo atormentaba.”
El espíritu malo, puede entenderse, también, como depresión.
Y esto, para nosotros, con los advenimientos tecnológicos, y el siglo actual, es extraño.
Quizás la depresión, evitó que Saúl, llevara a conducir a su pueblo, a alguna desgracia, o aún a un abismo.
La depresión, lo paralizó en su acción.
El espíritu de la depresión, fue una carga y una opresión.
Entonces, qué raro, los sirvientes, le aconsejan a Saúl, que busque a un joven, que toque la cítara, y traen a David, ante Saúl.
David tocó la cítara, y Saúl, mejoró.
La Biblia destaca así, el efecto curativo de la música en la depresión.
Y había una creencia antigua, instalada entre los antiguos monjes cristianos, que el cantar salmos, ahuyentaba la tristeza.
Actualmente, en Estados Unidos, se recomienda chequear en todos los adultos si padecen de rasgos depresivos.
Pero aún hoy, la depresión es algo todavía tabú, y nos avergüenza.
Pero sepamos un dato sencillo: HOY, SEGÚN LA OMS, 350 MILLONES DE PERSONAS, DE TODO EL GLOBO, PADECEN DE DEPRESIÓN…
Se considera la primera causa de discapacidad mundial.
En mi país, Argentina, se estima, aún con sub-registros, que hay un millón setecientas mil personas, la mayoría del sexo femenino.
El cribado, para detectarla, se debe incrementar, en el embarazo y en el post-parto, y debe ser correctamente diagnosticada, para un tratamiento médico oportuno.
Muchos malestares psíquicos, no son una enfermedad, y desparecen pronto, como la tristeza, y los duelos.
Lo adecuado, sería consultar, cuando se perciba que su estado, interfiere en su vida cotidiana, que le cuesta trabajo, su vida laboral, social o familiar.
Los estímulos de una sociedad exitista, y las expectativas desmesuradas, con relación a lo que un ser humano, es capaz, predisponen a la enfermedad.
Es importante valorarnos y querernos, y no llegar a perder nuestra dignidad de sujetos, independientemente de los logros y fracasos de nuestra vida.
Yo siempre me sorprendo, cuando una compañía entera de teatro, por ejemplo, da una función completa, ante un público muy escaso, y a veces se comprende así, su gran profesionalismo, y las palabras de ese sabio que dijo: “tanto el éxito como el fracaso, son dos impostores”…
Recordemos grandes figuras del espectáculo actuales, que sin entrar a analizar caso por caso, terminaron el suicidio: Robin Williams, Anny Whinehouse, o Philip Seymour Hoffman.
Sus imágenes dolorosas, nos deben alertar y comenzar a jerarquizar síntomas, en nuestras vidas, que nos lleven a aceptarnos, tal cual somos, con virtudes y defectos, en un camino hacia nuestro futuro, no hacia el pasado que nos puede llegar a atormentar.
Y si uno respira, siempre tiene un futuro…
Y si no creemos esto, yo leo en el periódico del jueves 25 de febrero del año 2016, lo heroico de un joven norteamericano, de 29 años, quien no tiene manos ni pies, sí, leen bien, no cuenta con extremidades, de nacimiento, arrastrándose, pero con mucho entrenamiento y destreza, logró escalas, sí, el ACONCAGUA, en Mendoza, Argentina, con 6.962  metros de altura…
La  montaña más alta de América toda, en su hermosa y magnífica Cordillera de Los Andes, Kyle Maynard, con cuádruple amputación congénita, logró, a las 4.15  hs. Pm del domingo 21  de febrero, hacer cumbre, y sentarse en el techo de América del Sur.
Kyle agradeció a todos, por el cariño y el apoyo, el que lo mantuvo en marcha.
Nació en Washington con sus dos brazos amputados, por encima del codo, y sus dos piernas, encima de sus dos rodillas.
Pero esto NO LO AMILANÓ, e hizo artes marciales y lucha libre.
Y ya en el año 2012, logró la cima del Kilimanjaro, con 5.892  metros, la montaña más alta de África.
Se dio tiempo para escribir un libro, que tituló: “Sin excusas”, y explicó:
“Nunca he tenido pena de mí mismo, y nunca puedes ponerte excusas, para no hacer las cosas.
LEVÁNTENSE Y HAGAN ALGO. EN LUGAR DE LAS COSAS QUE NOS PASÓ A NOSOTROS, ES MEJOR DARSE CUENTA DE QUE HAY UNA VIDA POR VIVIR.”

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