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martes, 26 de julio de 2016

LA ORACIÓN:

El valor de la oración:


Este tema es de tipo religioso, católico.
Si el lector no es  creyente de nuestra religión, o aún agnóstico, pido que lea esta información, como para comprendernos.
En la Misa del domingo 24 de Julio del 2916, en la Capilla del Hospital Provincial de Rosario, el padre Jorge Nardi, leyó una cita del Evangelio, según San Lucas.
Relata que Jesús estaba orando en cierto sitio, y cuando terminó, y uno de sus discípulos le dijo: -Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.
Y entonces, Él les dijo, cuando oren, digan: -Padre santificado sea tu nombre, Que venga Tu Reino, Danos cada día nuestro pan cotidiano, Perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden, Y no nos dejes caer en la tentación, y Jesús agrega:              -Supongamos que algunos de ustedes, tiene un amigo, y él viene a la medianoche y dice, amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos, ha llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.
Y desde adentro de su hogar, él responde: -No me fastidies, ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo, estamos acostados, no puedo levantarme para darte ese pan.
Yo les aseguro, siguió Jesús, que aunque él no se levante para dárselos, se levantará al menos, por ser su amigo, a causa de su insistencia, y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen, y se les abrirá, porque el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama, se le abrirá.
Hay entre ustedes, continuó Jesús, algún padre, que le da a sus hijos, una serpiente, cuando él les pide un pescado, y si le pide un huevo, le dará un escorpión…
Si ustedes, que son malos, suelen darle cosas buenas a sus hijos, cuanto más el Padre Celestial, dará el Espíritu Santo, a aquellos que se lo pidan…
Y entonces el Padre Jorge, expresó: 
-Palabra del Señor, y así culminó este Evangelio, y se dispuso para pronunciar algunas palabras:
-Hay muchas maneras de rezar, gente que pide, por su equipo favorito, en alguna competencia deportiva, gente que acude a las cadenas de oración, vemos, en las Iglesias, muchos papelitos, de cadenas, que no hay que cortar, también en la oración, se mete a veces la superstición, y no siempre la oración, es auténtica.
-Y por eso Jesús, nos enseña, verdaderamente, lo que es la oración, lo que en el Evangelio de hoy, Él habla, en primer lugar, del contenido, que debe tener la oración, en segundo lugar, nos enseña la necesidad y en tercer lugar, la eficacia, de la oración.
-El contenido, cuando nos enseña el Padrenuestro, la necesidad, cuando  nos pone esta parábola del amigo que acude a su otro amigo, a la noche, a pedirle, y la eficacia, cuando habla de lo que pide el hijo, a su padre.
-En primer lugar, con respecto al contenido, Jesús, desarrolla la verdadera oración cristiana, que es una síntesis del Evangelio, en donde lo central, es el Reino de Dios, un Padrenuestro, que tiene siete peticiones distintas, y que tiene dos partes, la primera, referida a Dios, la alabanza al Padre, Santificado sea Tu nombre, Hágase Tu voluntad, Que venga Tu Reino, y luego las peticiones, las peticiones que nos des el pan de cada día, de que nos perdone, que nos libre del mal.
-Vemos que en esta oración, lo central, es caer en la cuenta de que cuando oramos, nos estamos dirigiendo ante una persona, no lo hacemos ante una energía especial, sino ante un Dios, que Jesús nos manifestó, como el ABBÁ, Papá.
-En el Antiguo Testamento, aparece Dios, con otras expresiones, y solo diecisiete con el nombre de Padre, pero Jesús, cuando se refiere a Dios, utiliza esa expresión de Abbá, que como expresé significa: Papá.
-Es la manera cariñosa, de dirigirse al Papá.
-Y cómo, cuando uno, se pone a orar, tiene que tener esa postura, del Hijo, ante el Padre.
-El Hijo que no le dice, Por favor Padre, te suplico que me concedas…, sino que simplemente le dice: Papá, yo estoy en tus manos. Papá te necesito. Papá me abandono a Vos.
-Y qué bueno, tener esa actitud de confianza, de abandono, y me decía una señora internada en el Hospital, hace dos días, que ella hizo un Taller de Oración y Vida, y que ahora, estando en esta internación, le ayudó muchísimo repetir esa oración, Padre, me pongo en tus manos, haz de mí, lo que quieras,   
Sea lo que sea, con tal que Tu voluntad, se cumpla en mí…
-Y daba testimonio, y que ella experimentaba una gran paz, de sentir, que estaba poniendo, todo, en manos del Padre, ese Dios bondadoso, que nunca abandona…
-Y ella, me contaba, también, que se sentía, arropada en Dios.
-Ese Padre, que es el único capaz, de darnos seguridad, en la vida, incluso en los momentos enfermedad, de incertidumbre, con cuántas circunstancias de la vida, que nosotros experimentamos, inseguridades, miedos, abatimiento, distintos sentimientos, y es así cuando la Fe en ese Dios Padre, nos hace sentir, que estamos arropados por Él, no sé si alguno de ustedes lo han experimentado, pero es algo que no se puede explicar con palabras…
-Es una vivencia. Ponernos en manos del Padre.
-Por eso, el contenido, principal, de la oración, que Jesús nos enseña, es la de ponernos frente al Padre, en una actitud de confianza filial ante Dios.
-Y luego vemos esa segunda parte, donde Jesús nos habla de la necesidad, de orar, con PERSEVERANCIA, que esto tiene relación con otra Lectura, donde Abraham oraba pidiendo por Sodoma y Gomorra, dos ciudades, donde había pecados terribles, contra la naturaleza humana, cosas atroces, y que nosotros vemos que en la actualidad existen pecados, pero que en la antigüedad eran tremendos, terribles, y por eso vemos, que Dios iba a castigar a esos lugares, y Abraham, insiste, insiste, intercede, ante Dios, orando.
-Y cómo logra que Él tenga misericordia.
-Nos hace caer en la cuenta, de la necesidad que tenemos de la oración, que a veces, hay que interceder, el valor de orar, por otros, muchas veces he escuchado testimonios, de personas que han pedido por enfermos, u otras situaciones, y se ha logrado cosas maravillosas.
-En una oportunidad, se presentó una mujer a ver al famoso Obispo de Ginebra, que después llegó a ser un Santo, San Francisco de Sales, y le comentó que tenía serios problemas con un hijo, que era alcohólico, y ella le dijo, que solía hablarle a su hijo de Dios, de sus cosas, pero que no lograba mucho, y entonces, el Obispo de Ginebra, San Francisco de Sales, le dijo, está bien, siga haciendo eso, háblele a su hijo de las cosas de Dios, pero NO SE OLVIDE DE HABLARLE A DIOS DE SU HIJO…
-De contarle a Dios, las cosas de su hijo, y de hablarle con FE, porque la intercesión, hay que hacerla, con mucha Fe, si no hay Fe que mueve montañas, la oración no va a tener eficacia.
-Si la oración es tibia, no va a tener eficacia.
-Y allí vemos en tercer lugar, que Jesús también aborda, el asunto de la eficacia, la eficacia de la oración, hecha con Fe, como el hijo que le pide al padre, el padre, no le va a dar un escorpión.
-Si nosotros, pedimos cosas buenas a Dios, Él las dará, el cómo las dará, cuándo las dará, eso es de Él, nosotros solamente lo debemos hacer, con infinita confianza.
-Para esto hace falta tomar la decisión de orar, porque sabemos que, con respecto a la oración, hay distintas actitudes, de la gente.
-Por un lado vemos gente que vive, como un menosprecio, a la oración, otros que viven en descuido, de la oración, y en tercer lugar, hay personas que valoran la oración, y la practican.
-En primer lugar, el tema del menosprecio, a veces, se acuden a un montón de medios, que ofrecen la tecnología, las cosas modernas que tenemos, y mucha gente dice, para qué voy a rezar, si necesito esto o aquello, voy, lo pido, lo busco, y sin embargo tenemos que vivir eso de: A Dios rogando y con el mazo dando…
-En primer lugar tenemos que pedir a Dios, y NO MENOSPRECIAR EL VALOR DE LA ORACIÓN.  
-En segundo, lugar, la otra actitud, la del descuido, puede suceder, pues se vive en una sociedad, tan vertiginosa, y muchos dicen, yo no tengo tiempo para la oración, me gustaría, pero no me organizo, y no se dan cuenta, que podemos orar, en cualquier momento, y en distintos lugares, en el colectivo, en la casa, mientras se trabaja, en cualquier sitio, podemos hablar con Dios.
-Hablar con Dios, en medio de las seguridades, y si en algún momento, podemos detenernos, y ponernos delante de la Palabra de Dios, detenernos para hacer un Rosario, tranquilo, detenernos como lo hacemos en las Misas, en la Eucaristía, que es la Oración por excelencia.
-Y también es cierto que hay muchísima gente, que ha descubierto el valor extraordinario de la oración, el gozo, la fruición, que produce la oración, es algo que no se puede comparar con nada del mundo, el que aprendió a meditar en un momento, el que realiza oraciones vocales, pero que también tiene un momento de meditación, o tantos que han llegado a la contemplación, en medio de sus actividades, es un gozo, que no puede compararse, con las cosas de este mundo.


-Finalmente recordemos que la verdadera oración, nos lleva a la vida, y si realmente nosotros le decimos a Dios, Padre, tenemos que vivir frente a los otros, como hermanos, y si no trabajamos por un mundo mejor, más fraterno, toda oración es vacía.
-La verdadera oración, nos debe llevar A UNA VIDA DE AMOR FRATERNO.
-¡Que así sea!  

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