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miércoles, 18 de mayo de 2016
POEMAS DE ÁNGEL TRAVELLA:
Angel Aldo Travella, es personal ad-honorem del Observatorio Astronómico Municipal de Rosario, desde el 3/10/79.
Allí ha dictado cursos de Mapa del Cielo, (Astronomía de posición, Esférica, Astrofísica elemental, reconocimiento de los objetos celestes, constelaciones, nombres de las estrellas, mitologías, etc.) desde hace cerca de 30 años, ininterrumpidamente.
Donó el espejo del futuro telescopio Capolongo, de 30 ctm. de diámetro.
Fue asistente a la primera Exposición Astronómica de Rosario, en la Federación Gremial de Industria y Comercio, en 1956.
En el año 1966, viajó a la provincia del Chaco, (La Leonesa), para observar el eclipse total de Sol, donde el Centro Nacional de Investigaciones Espaciales, Fuerza Aérea Argentina, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales Francesas y la NASA, realizaron investigaciones del fenómeno, lanzando dos cohetes.
Además, y siendo una persona con múltiples inquietudes artísticas, fue Coautor de la música de fondo del audiovisual "El señor de los anillos".
Ha viajado a numerosas escuelas del interior, para realizar proyección de audiovisuales, y responder las inquietudes astronómicas del alumnado, docentes, y del público en general.
Realizó además, en el Observatorio Astronómico de la ciudad de Rosario, la primera exposición pictórica sobre temas astronómicos de Rosario, donando más de veinte obras a la Institución, siendo uno de los pocos pintores astronómicos de Argentina.
Estudió perspectiva y dibujo, forma y composición, y color, en diversos talleres, de los Profesores Marinaro, y Vernelli y de Osvaldo Traficante y de Alcira Argumedo de Alonso.
También se perfeccionó en Música, con la Profesora Amelia Delgrande.
Con la Dirección Musical de Abel Pizzicatti, grabó un CD, con temas de su autoría: 1) Te llevaré a las estrellas, 2) Dejé mi soledad en el teclado, 3) Balada para el tango, y 4) Dejé mi corazón en Mar del Plata.
En este relato se muestran los versos de su producción multidunaria, y se acomapñan con algunas pinturas estelares, que adornan un bar del centro de nuestra ciudad de Rosario.
STELLA FLUVIS:
Cruz de río y de cemento
Estático velero
Vencedor de las fangosas aguas
Como ángel protector
De eslingas alas tirantes cantilevérs
Faro de pescadores y de isleños
Corcel hidalgo anclado cual crucero
¿Cuántos marinos?
Navegarán bajo tus arcos
Llevando los frutos
De esta bendita tierra
A los cuatro vientos
Roseta que a Rosario
Nos traerás “Victoria”
Victoria de Aranzazu
Y del Rosario
Stella fluvis
Nuestra señora de la Gloria
Y sobre tus carriles miles
Transitarán (irán y volverán)
De la ciudad de las colinas
A la ciudad de las barrancas
Abadía y Monumento
Unión de Dios y Patria
Con que soñaron
Los pioneros
¡Honor a técnicos
Obreros e ingenieros!
Te construyeron
Colgando sus almas
Desde el cielo.
ACCIÓN DE GRACIAS:
En estas fechas, cuando pareciera,
Que el dolor y las ausencias,
Más se agudizaran.
Abramos nuestras almas
A los que nadie ampara:
A los necesitados
Solitarios… desvalidos… en fin,
Los menos agraciados.
Reconciliémonos
No empañemos la alegría
De los niños
Con egoísmos necios
Absurdos, primitivos.
Contemplemos esperanzados,
Las estrellas
Hay quienes no pueden ver ni caminar
Libre, gratuitamente.
Entonces:
Ofrezcamos los corazones y las mentes
Que Dios Padre de todos
Nos impregne
Con sus designios misteriosos
Inefables
De su Eterno e Infinito Amor
Por siempre.
AMIGO DE ABRIL:
Un abril te trajo
Otro te llevó
De cuajo
Como quien arranca una flor
En primavera
Pero Dios te escondió
Tan temprano
Para guiarte de su propia mano
Lejos de la violencia
Del egoísmo inhumano
De la muerte segunda
Cuando el sermón se cumpla
El de la montaña
Las bienaventuranzas
Destaparán las tumbas
Y asomarás lozano.
Marcharemos entonces todos juntos
Desde aquel valle hasta la cumbre
Entre la sana y santa muchedumbre
A contemplar Su Rostro
Sólo Él sabe
Si será en un abril
O en un agosto.
Planetario:
Nos mostrarás las lejanas luminarias
Cual las mira
Ya en Alaska, Ushuaia o Las Canarias
Cualquier contemporáneo en cualquier lado
O como las contemplaron, extasiados
Aquellos pintores rupestres de Altamira
Proyectarás imaginario
El cielo de las noches de verano
Alguna mañana lluviosa del otoño
Bajo tu cúpula orbitales moños
Que dibujarán los epiciclos planetarios
La aparición de las estrellas invisibles
Desde las latitudes de Rosario
Soles brillantes, infinitos faros
Cuando Stonehenge no había sido aún creado
Y ante el aplauso unánime
Las posiciones de esos mismos astros
Cuando nacieron las pirámides
O quinientos siglos antes
O cincuenta mil años después
Desde que se inventara el ajedrez
Las formas de los cielos
Como los vieron y estudiaron
Enamorados, los sabios griegos
Y los científicos de todos los tiempos y lugares
Benefactores de hoy, mañana y antes
Que dedicaron sus vidas, día a día
A mejorar las vidas de sus semejantes
Bienaventurados que con justa fortuna
Perpetúan sus nombres para siempre
Los cráteres y accidentes de la luna
Y surgirán entonces singulares
De asombro, exclamaciones similares
A las que arrancan los ingenios y los genios
De santos, filósofos y artistas
Deportistas, estadistas o inventores
Si distinción de fronteras, credos o colores
Humanas emociones
Cuando aprendamos, planetario
En tu esférica bóveda
Cómo transforman los milenios
A las constelaciones
Por fin, utópicos veremos
Un universo en paz como soñaron
Todos los que fueron como fueron
Kepler, Newton, Copérnico, Hiparco
Herschell, Einstein, Galileo,
Buda, Confucio, Tagore, Gasset, Sadat, Gandhi
Cristo Nuestro Señor
De Amor el gran deseo.
Infinito:
El tiempo no transcurre
Nosotros nos deslizamos por el tiempo
Como un viento
El amor atraviesa nuestras almas
Intangibles
Y Dios es la esencia de Todo
Lo posible e imposible
La muerte
Un simple acto de humildad
Que nos recuerda
Somos sólo gotas en un inmenso mar
Los sabios que viajan caminos estelares
Atraviesan el espacio tiempo
Cual orfebres moldean a su oro
Como saber pedir perdón o perdonar
El tiempo es un tesoro
No lo ignoro
Pero también es eterno e infinito
Entonces
No amar
Es el peor delito
Por eso
Amemos
No odiemos
Vivamos el momento
Que hasta el último aliento
Nos regala el Señor
Y más allá.
La vida
Aún con sufrimiento
Siempre vale la pena
Aunque sólo sea
Para oler una flor.
ARES:
(Al planeta Marte)
Homero y Lucrecio
Cantaron de tus amores
Con Venus (Afrodita)
¡Qué injusto tu guerrero nombre!
Por tus arenas rojizas los colores
Sangre de los óxidos de Evos
Al pie de tus ciclópeos montes
Colosos volcanes ancestrales
En el ladrillo de tu piel hendida
Del valle Marineris
En Cryse, Tharsis o Utopía…
Verán los siglos venideros
De colonos humanos sus regueros
Cuando la guerra en la tierra (Gea)
Sea vencida
Triunfal, tu Olimpo amenazante
Contra Phobos y Deimos
Y en tus canosos casquetes polares
Hielo seco
Despuntarán amaneceres despaciosamente
Las fuertes brisas del futuro
Sobre tus tenues cielos.
(Este poema fue el Epílogo de la función del Planetario de Rosario, Argentina, sobre el Planeta Rojo, y se publicó en el diario La Capital, de la ciudad, en 1986).
ODAS A MI PATRIA
EL DESIERTO AMANTE DE LA NOCHE:
¿Habrá en el mundo noches iguales?
No creo que las haya
Como en Ischigualasto y Talampaya
La luna espejo de la arena
Hiriendo con su plata a las montañas
Pálidas sombras, la luz como una espada
Y las mil formas de los farallones
Que el viento esculpió como fantasma
El esplendor profundo de lo eterno
Noches perfectas ya sin Diana
Y tus ojos en el negro terciopelo de la noche
Lágrimas perlas en mi alma
Ramilletes de dardos luminosos
Que esconden las constelaciones por miríadas.
Son los astros, los reyes del arcano
Son los evos escultores de la “Pacha Mama”
Como dijo el poeta
A Dios lo aclaman los silencios
Y en el mudo infinito
Nocturno del desierto
Mi soledad tu amor reclama
Nunca serán demasiadas las estrellas
Nunca serán agradecidos los olvidos
Y en esas noches bellas
Nunca serán pocos mis suspiros
Por tu recuerdo muero
Por tu recuerdo vivo
Esas flores luminosas no marchitan
Ningún otoño vencerá su aroma
Son las mismas estrellas que allí estaban
Antes de Sumeria, Grecia y Roma
Como en el desierto de Cuyo
“tierra arenosa” en el lenguaje Huarpe
En Talampaya y en Valle de la Luna
Como esos paisajes
Aquellas noches y como tú no habrá ninguna.
Aclaro que Ischigualasto y el Valle de la Luna, están en Cuyo, provincias de La Rioja, y San Juan, y son dignas de conocerse. Constituye un verdadero regalo de la prehistoria.

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