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jueves, 30 de octubre de 2014

YO VI CUANDO LO BALEARON AL PAPA JUAN PABLO II

Yo ví cuando lo balearon al Papa Juan Pablo II:

Me llamo, Domingo Blas Lorenzatti, de 77 años, y cuando tenía 45 años, viajé a Italia, y a Europa, cumplía 25 años de trabajo, en un banco, y me gratificaron, con un dinero, extra, sueldos gratis, y con mi señora dialogamos, y apreciamos que mejor que comprar un auto, ya teníamos casa, decidimos conocer otra parte del mundo, y contratamos un tour, a Europa, desde acá, Rosario, se llamaba en ese momento Marsans, Turismo Marsans, que tengo entendido que se relaciona con Iberia, en este momento, sí.
Contratamos para abril de 1981, por 45  días, un hermoso viaje, y fuimos en abril, porque pensábamos llegar a España, a la parte de Granada, Sevilla y Córdoba, que era en época de Pascuas, y queríamos ver eso, allí.
Nos interesaba la celebración de las Pascuas, en Sevilla, estuvimos el Viernes Santo, con muchísima gente, se ve que es una ciudad muy religiosa, llegamos, nos instalamos en el hotel, y nos relató, la señorita que hacía de guía, que podíamos ir a la ciudad, que se estaba organizando, lo que aquí se denomina la procesión, pero allá le llamaban los Pasos. Había muchas Vírgenes, e inclusive me llamó la atención una Virgen, totalmente negra.
Las Vírgenes eran llevadas en sus hombros, las cargaban los feligreses, y las personas, con vestidos típicos, e inclusive me llamó la atención una mujer sevillana, muy adornada, con su peineta, y sus vestidos, y con su garbo, me movió a expresarle: ¡qué hermosa es usted!, y ella se sonrió, porque iba con su acompañante, pero no lo tomó a mal. Era todo un espectáculo.
Y después la guía nos ofreció un Colmao de Sevilla, donde se baila el Flamenco, todos dijimos que sí, siempre decíamos que sí a donde nos llevaban, y fuimos, con un espectáculo hermoso, también, y rememoro, que tomé una fotografía, y me dije, me llevo un recuerdo, de este baile flamenco, y cuando salimos a la puerta, que había terminado ya la audición, había una persona que nos ofrecía las fotografías que ellos a su vez nos habían sacado a nosotros, durante la función, je, je.
Después fuimos a Granada para conocer la Mezquita, es mejor verla personalmente, que observarla por la televisión, o el cine, sí, a mí me pareció así, sí. La realidad es otra, como está hecha, una maravilla. En Córdoba hay otra Mezquita, que también es muy famosa, por sus columnas, porque nos explicaban que eran de un mármol muy valioso, especial, y muy preciosa también.
Ya era domingo, y regresamos a Madrid, toda la semana estuvimos en España, y fuimos hasta Bilbao, y recuerdo que en Bilbao íbamos a hacer el paso, al norte de Francia, por la parte vasca, y conocimos Lourdes, su gruta, y trajimos agua, de allí, y estuvimos cerca, muy cerquita de la Virgen de Lourdes, nos impresionaron la cantidad de enfermos que visitan la gruta, es terrible, muchos, muchos enfermos, y la Basílica, es enorme, es una cosa muy impresionante, muy, muy linda.
Después fuimos a Dieppe, cerca de Gibraltar, nos esperaban a llevarnos para llevarnos a un transporte acuático, que nos llevó a Londres, en ese época era la única manera de llegar a Inglaterra, hoy cuatro veces al día, ferrys a Gran Bretaña, siguen cruzando el estrecho, tengo entendido, que hoy ya hay ferrocarril, por el túnel. Los trenes hoy conectan Calais, Francia, a Folkestone, en Inglaterra, en solo 35  minutos, y hay hasta seis salidas por hora, por Eurotúnel.
El ómnibus subió sin pasajeros arriba del barco, directamente, después subimos a pie, nosotros, fuimos a cubierta a aprovechar el sol, y las vistas, del lugar.
De Londres, mucho orden, mucha pulcritud, nos llamaron la atención las plazas, muy cuidadas, y aparte, no entraba cualquiera, nosotros estábamos en el Condado de Kensington, y en las plazas, los vecinos, tienen las llaves, para entrar, sí, para protegerlas, para que no haya vandalismo.
Nos gustó muchísimo Londres, recorrimos, vimos los famosos ómnibus rojos de varios pisos, y el conductor de autos maneja en sentido inverso, a lo que acostumbramos aquí, en Argentina.
Conocimos el centro de Londres, Gath y Chaves, donde compran los Reyes, se colocan carteles, donde constan: aquí compra la Reina, y así.
En ese entonces existía la empresa Gath y Chaves, allí, en Londres. Estamos hablando de 1981, sí.
Fuimos a conocer la Abadía de Westminster, y en un piso, yacían debajo, los principales reyes y héroes de Gran Bretaña. También Winston Churchill, sus próceres, sí.
Me impresionó mucho el famoso Big Ben, el reloj, tan conocido, el río Támesis, es más chico que el Paraná, pero es hermoso, igual.
Y fuimos después al Museo de Madame Tousseaud, Museo de Cera, impactante porque uno cree que está frente a los personajes que se muestran allí, están muy bien hechos, una maravilla, uno siente que está con esas personas, directamente, y son sus figuras en cera, e inclusive a mi señora se le ocurrió, y un Rey muy famoso, que tuvo cinco o seis mujeres, no sé, tenía una mano tendida, y ella le dio la mano, je, je. Lo pasamos de maravilla, y después, porque Londres está en una isla, que no tenía accesos por tierra, y tuvimos que buscar, otro puerto para ir de nuevo a Francia.
Y así llegamos a París, a la ciudad luz, la tour Eiffel, y por el apremio del grupo, no pudimos subir a la torre, por querer mostrarnos otras cosas, sí.
Creo que Francia es lo más glamoroso que hay, es hermosísimo, el Museo de Louvre, y en las afueras de París, 20  minutos de ómnibus, fuimos al Palacio de Versalles, todo el jardín era maravilloso, y lo que me encandiló, fue el salón de los espejos, es soberbio, y se dice que el Rey lo tenía para marcar diferencias, con sus visitantes, para amedrentarlos, sí.
El cuidado, que tienen, con ese predio, sus jardines, sus fuentes, es una maravilla.
El Museo de Louvre es precioso, allí vimos el famoso tapiz en el que Napoleón se coronó, porque él decía, que a él nadie lo podía coronar, y él mismo se colocó su corona, y se la sacó al Papa, la famosa Gioconda, que es una pintura chiquita, yo me la hacía más grande y es pequeña, y yo cuando me traje láminas para hacer marcos, se los llevé a Latour, un señor que enmarca, y no reaccioné que había un pintor Georges de La Tour, pintor francés barroco, y había una pintura que era una vela, nada más que una vela, pero al verla se me representó, que tenían encendida esa vela, por la imagen y su luz, que brilla, intensamente, jugaban con las luces y es tremendo el poder de expresión de esas luces y sombras, impresionante, me emocioné, si, una pintura muy famosa de La Tour fue San José Carpintero, en 1642, y el recién nacido, 1645-1648, siempre juega conduces y sombras, y son magníficas. También la Venus de Milo, y la Victoria de Samotracia, que son excelsas. Vimos el Sacre Coeur, el Sagrado Corazón, es una Iglesia que desde allí se divisa todo París, hacia abajo.
Fuimos a conocer el barrio de Montmarte, de bohemios y artistas, y en el Palacio de los Inválidos, donde está sepultado Napoleón, y para ver su tumba, tiene que inclinarse un poco para ver la tumba, en la base, y que eso está hecho por los franceses, a propósito, para que las personas se inclinen ante este genio militar francés. Y la guía nos contó, en español, siempre hablaba así, y nos relató, que está sepultado, dentro de siete féretros, uno más ostentoso, que otro.
Después el arco del Triunfo, desde donde salen todas las Avenidas, los Campos Elíseos, París es un sueño, sí, y cuando me preguntan: primero París, después quizás Londres.
Y una noche nos dijeron, sabiendo que éramos argentinos, uruguayos, vamos a ir a visitar, a un barrio, todo oscuro, y me daba un poco de temor, donde íbamos, a dónde nos llevan a esta hora, y nos llevaron a un barrio donde bailaban y tocaban tango, en Francia, y mi señora me dijo: nos sentamos adelante, y entonces, estaban cantando y bailando, y por ahí, viene una señorita, y me dijo, vení, vamos a bailar el tango, y yo le decía, no, no, y me acercó su voz a mi oído y me dijo que no tenga vergüenza, que ella me ayudaría, y me dijo, vení, somos argentinos, así bailamos el tango, y yo no quería, porque mucho no sabía, y tenía miedo que en el grupo se rieran de mí, pero no, lo pasamos muy bien, la chica sabía amenizar, cuando sabe bailar, la chica ayuda mucho al varón, y adorna la figura con sus movimientos.
Cuando dijo que era argentina, y que sus compañeros también, me decidí a bailar, y salió bien. Me dí el gustazo de bailar un tango en París, tan lejos de mi patria, no es poca cosa…
Muy, muy lindo.
Y después nos llevaron a un espectáculo internacional, sobre Les Champes Elysees, el Lido de París, que era bien carito, calcule que la entrada, en 1981, era 100  dólares, pero es un espectáculo insuperable, y recuerdo que hasta había un elefante, real, montado en vivo en el escenario, el domador le hacía hacer piruetas, levantar sus patas, y así, y en un momento se me ocurrió sacar una foto, pero se me acercó un señor y me dijo que la guarde, porque estaba prohibido, no me dejaron sacar, por razones comerciales, nada más, para que no se vea lo que hacen allí, para que no les copien en otros lados.
Después fuimos a Bélgica, que copian mucho a los franceses, por un poquito de envidia, pero es un país muy chico, vimos el Manneken Pis que es la escultura de un niño pequeño, varoncito, haciendo pis, y el agua sale precisamente por su pene pequeño, y nos contaron la historia, del chico que se había extraviado, y lo siguieron por el rastro del pis, creo, simboliza el espíritu independiente de sus ciudadanos, es de bronce, que reemplazó a una antigua de piedra, y luego de un asalto francés a Bruselas, se escribió en su base: “El Señor me levantó sobre una roca, y ahora elevo mi cabeza sobre mis enemigos”, el asedio y bombardeo francés a Bruselas, fue en 1695. Vimos también la Plaza central, toda tapizada de flores, multicolor, maravillosa, sí, con construcciones en madera, de la época.
Es un país pequeño, y ya en esa época, las rutas de Bélgica, están totalmente iluminadas a giorno. Como quieren competir con la Tour Eiffel, de París, vimos un monumento, que es la representación agigantada de un átomo de hierro, a escala majestuosa, que exhiben, orgullosos.
De Bélgica, fuimos a Holanda, Amsterdam, es impactante también, sus canales, como en Venecia, y sobre esos canales, nos mostraron, hay embarcaciones, con casas, casas propias, en el agua, y viven así, como si fuese una vivienda nuestra, sobre los lagos, y tienen de todo, y cuando llegamos a Amsterdam, yo decía, ¿qué está haciendo el conductor?, se metió en un plaza, en contramano, porque estaba muy llena la Plaza, y había tranvías, en ese entonces, que se nos venían de frente, y el ómnibus se desviaba, ya sabía, y nos llamó la atención, la cantidad de personas reunidas, haciendo picnics, era un primero de mayo, y decíamos, será porque es el día de los trabajadores, pero no, hoy primero de mayo, es el cumpleaños de la reina de Holanda, y se lo estaban festejando.
Es hermoso ver los canales, muy pintorescas sus casas, un museo muy hermoso de Van Gogh, y nos llevaron a la casa donde se hacía la talla de diamantes, donde había comprado Richard Burton el regalo para Liz Taylor, entramos, una vigilancia muy estricta, queríamos preguntar precios, pero ni remotamente, estaba al alcance de comprar nada, ni un anillo, ni nada, no. Pero fue una anécdota que nos quedó…
Después invitaban a ir donde se hacían los famosos quesos, holandeses, con pimientos, o páprika, y otros ingredientes, y si no ir al centro a ver los tulipanes. Nosotros fuimos a ver los tulipanes, en distintas zonas de Europa, las plantas y las flores, logran embellecer el lugar. Son maravillosas, en Alemania, en Holanda, en Bélgica, sí, las flores visten, engalanan el sitio, logrando transformaciones milagrosas.
Y además, el cuidado necesario, que es de destacar.
Después pasamos a Frankfurt, Alemania, otra cosa distinta, completamente, una ciudad muy importante, muy pujante, y después seguimos para conocer la Catedral de Colonia, imponente, en su exterior, hay todavía orificios de bala de la segunda gran guerra, y seguimos viaje a Innsbruck, donde se veranea, y hay canchas de sky, son muy famosas, y desde la ciudad se ve, como en nuestra Bariloche, las montañas, los cerros nevados, maravilloso, a mí me seduce mucho la montaña, y me llamó la atención, también la arquitectura de las casas, muy pintorescas, pasamos también por Austria, y después a Suiza, en Zurich, rica en relojes, unas cuantas cuadras de sus afamadas relojerías, de allí. Nos llevaron a ver una catarata, que es la única de Europa, y todos nos reíamos, porque era muy chiquitita, los uruguayos, y nosotros, nos reíamos, tres o cuatro metros de altura, y para ellos era una catarata, y decíamos, si ven las de Iguazú, se enloquecen, je, je.
Y aquí es cuando vamos a Italia, cruzando la frontera. Nos dirigimos a Cortina D’Ampezzo, donde también se practica sky, nos llamó la atención, que no había nieve, nuestro Bariloche es mucho más imponente, y nos dirigimos hacia San Francisco de Asís, es hermoso el Monumento al Santo, imponente, caminamos una cuadra, hacia una estafeta postal, si alguien quería mandar alguna carta o postal, a la Argentina, desde allí, y sabíamos todos que estaba la pequeña Capilla, adentro de otro Templo, que había hecho San Francisco de Asís, y el guía no nos quería llevar, había poco tiempo, y entonces todos nos pusimos de acuerdo, y entonces hicimos una baquita, le dimos unos pesos al guía, y nos llevó, unos dólares, y fuimos. Y adentro del Templo se veía la Capillita de San Francisco de Asís, logramos verla, y era una piecita, más o menos como este consultorio suyo, no más grande, y había, donde el santo dormía, un lecho de piedra, y gracias a ese pequeño precio extra, pudimos verlo.
Después pasamos a Venecia, es hermosísima, divina, la Plaza de San Marcos, que se inunda, periódicamente, los edificios, los hoteles, esas puertas imponentes, todas talladas, el paseo con las góndolas, que no tienen bocina, y se avisan entre ellos, cuando llegan a una esquina, se gritan, como aviso, sí. Pasamos debajo de los puentes, y el Puente de los Suspiros, y hay historia, porque los condenados a prisión, o aún a muerte, pasaban por ese sitio, y al ver el exterior, suspiraban por lo perdido…
Nosotros lo habíamos tomado al suspiro como algo de amor, pero no, era por la pérdida de la libertad, o aún de la vida…
Me llamó la atención la estación de Ferrocarril, que está hecha en la época de Mussolini, y está entrada hacia el mar, directamente al mar. Viajamos también en el Vaporetto, porque allí, en Venecia, no hay autos, y todos los transportes son por agua, como este Vaporetto, que es el ómnibus local.
Y después nos dijeron que nos llevarían a ver el cristal de Murano, pero era una simulación, porque era una fragua, y soplaban, y fabricaban objetos de vidrio, pero con los años descubrí que Murano, es una de las tantas islas, que hay por allí, cerca de 180  islas, que rodean a Venecia, y la isla de Murano, no está en Venecia, no.
A mí, fíjese que han transcurrido más de 33 años, y yo de noche, hago mentalmente el recorrido de estos 45  días, por donde pasé, y me ha quedado grabado, en mi memoria, y eso es muy bueno, porque cuando hay tantas visitas, en tan poco tiempo, uno se confunde y mezcla recuerdos de distintas geografías.
Después de Venecia, fuimos a Florencia, un sueño, y en esa época, lo que nos llamó la atención, que las famosas estatuas, muchas estaban directamente al aire libre, en la calle, que hoy están resguardadas, para preservación.
Allí está el David, y nos llevaron al Palacio de los Uffizi, donde están las famosas pinturas de Botticelli, y dos esculturas muy famosas de Michelangelo, nos contaron anécdotas de los Uffizi, que ellos mismos se nombraban Papas, entre ellos.
Las casas todas con tejas, coloradas, muy vistosas, Florencia es imponente, el río Arno, el Puente, que es tan hermoso, que fue el único puente que los alemanes, cuando se retiraban de Italia, no quisieron dinamitar. Allí hay de todo, los famosos joyeros, y desde nuestro Hotel, se veía que pasaba el río Arno.
Y le llamaron Florencia, porque cuando llegaron los romanos y acamparon, al día siguiente, el campo, amaneció, totalmente cubierto de flores silvestres, y de allí, su nombre.
En un lugar subimos por un camino, hacia un sitio panorámico, y logramos obtener una foto de toda la ciudad, que es majestuosa.
Ver lo que es Florencia, su elegancia, todo es muy bello, sí.
Y después nos acercamos directamente a Roma,    
que llegamos el 12 de mayo, nos instalaron en el Hotel, y nos anticipaban qué es lo que íbamos a hacer, al día siguiente, y el tour, que era una compañía española, nos indicaron que el día 13 de mayo de 1981, el Papa de ese entonces, Juan Pablo II, eL Papa Polaco, como le llamaban, salía a la Plaza de San Pedro, a una audiencia pública para todos los peregrinos, entonces nos fuimos, eran a las 17  horas, de Roma, la audiencia Papal, y llegamos media hora antes, uno no se cansa de ver lo que es la Basílica de San Pedro, es impresionante, pudimos entrar, sí, por la parte, donde tengo entendido, que ahora está el nuevo Papa, Francisco I, en unos aposentos, porque nos llevaron por unas galerías, jardines internos del Vaticano, pudimos entrar y admirar la Piedad, que es realmente sublime. Recorrimos todo el interior de la Basílica, es imponente, y me llamó la atención que en el Valle de los Caídos, en España, fuimos a ver esa Cruz muy grande, que hizo construir Franco, y bajo la roca hicieron un Templo, enorme, con gran órgano, y la española se agrandó, y nos dijo: creemos que le ganamos, en cuanto a los metros, al Vaticano, pero no, el Vaticano, es un poco más largo, me pareció, que esa Iglesia subterránea española.
Y después nos concentramos en la Plaza para que a las 17  horas, apareciese el Papa.
Justo, al horario que se había dicho, justo, en horario, apareció el jeep, con el Papa Juan Pablo II, todo de blanco, y cuatro o cinco sacerdotes, que resaltaban por sus sotanas negras, a mí me quedó grabado, y siempre lo digo, a la gente que le cuento, lo que me pasó, yo lo ví, su cabeza, y una aureola luminosa en su cabeza, directamente, aunque me crean o no, yo lo ví así, y también la blancura de su tez, que me emocionó.
El jeep, empezó a recorrer, y lo hizo, sobre la margen izquierda, dio una vuelta, para los que estábamos sobre la izquierda, y pasó, yo tomé fotografías y todo, y dio la vuelta para el otro lado, para ver de frente a los que estaban a su derecha, y volvió al lugar de origen, de donde había salido, y al dar otra vuelta, cuando quiere dar la vuelta para volver a saludar nuevamente, 17  horas y 7  minutos, porque, yo miraba el reloj, hora de Italia, se sienten disparos, escuché los disparos, y como será que mi señora me dijo: mataron al Papa, mataron al Papa, una conmoción de toda la gente, y yo todavía le dije, no seas tonta, no ves que es como allá, en la Argentina, han hecho unos disparos, y sobre las columnas de Bernini, hay todo un despliegue de palomas, no, no, insistía ella, mataron al Papa, no es que lo habían matado, lo habían herido de bala, el famoso turco Agca, que fue apresado inmediatamente.
Giré la vista y ví cuando él cayó, en brazos de esos sacerdotes, que lo acompañaban. Ahí se armó un alboroto, que el jeep, salió volando. Y no había noticias, en los primeros instantes, la gente transmitía, que efectivamente el Papa, había sido baleado, y que iba a ser llevado a un Sanatorio. Pero la gente no se movía de la Plaza, se quedaba, rezaba, y no se querían ir. Estaban en oración, presenciando un hecho histórico, mundial.
Empezaron a llegar los carabinieri, y confiscaban todas las máquinas fotográficas, le sacaron a muchos que estaban cerca, y yo la guardé, porque era prestada, no era mía.
Pude obtener una foto previa al hecho luctuoso, cuando bendecía a la gente, desde el jeep.
El alboroto que se armó, y con el tiempo, me vengo a enterar, que en ese momento, se había matado a una señora europea, no se si era alemana, lo escuché, luego, en el hotel.
La gente estaba toda consternada, y en completa oración. Y con mi señora, nos dijimos, ahora qué hacemos, porque se desparramado la gente del turismo, y salimos por uno de los dos puentes de acceso al Vaticano, y afuera preguntamos por nuestro Hotel, no sabíamos mucho de italiano, pero había muchas personas de habla española, y caminamos bien, y nos orientamos, y logramos regresar al hotel, por nuestra propia cuenta, sin inconvenientes.
En el hotel, toda la gente revolucionada por el acontecimiento, que había impactado, en Roma, mismo.
Cenamos en el hotel, y nos fuimos a descansar, porque al día siguiente nos teníamos que ir, de allí. Pero me pasó una anécdota singular, a las 5  AM horas, de Italia, en plena madrugada, me llama el conserje del hotel, y me dice: tiene una comunicación telefónica, desde Rosario, Argentina.
Y con mi esposa, pensamos en seguida, ¿qué pasará?
Y aquí en Rosario, eran las doce de la noche, y me llamaba por teléfono, mi hija, era periodista, estaba practicando en LT 8, una radio rosarina, y me dijo, mirá papá, no te asustes, estamos en la radio, y sabemos que vos estuviste en la Plaza de San Pedro, hoy, así que ¿qué podés decirnos, para LT 8 y su audiencia?
Me tuvo hablando por teléfono, casi dos horas, y le conté todos estos pormenores, que conté ahora, de ese momento, y mi hija me dijo que ahora LT 8, va a resumir, y hacer un compilado, para sacar al aire, lo más substancioso.
Mi hija después se casó, y se dedicó a su hogar, sí, no siguió en la radio.
A mí me quedó, profundamente marcado, en mi vida, y es como si lo estuviera viviendo, y le dejo Doctor, la foto que saqué del Beato Juan Pablo II, minutos antes de la balacera.
Y le agrego que cuando el entonces Papa Juan Pablo II, vino a la Argentina, en 1982, y en ese momento mi hija se acercó al Papa, en el Arzobispado de Rosario, como periodista, y se infiltró, y estuvo cerca del Papa, y como se estaba por casar, y tenía los anillos, le pidió la bendición de los anillos, y el Papa se los bendijo, así que fueron muchas cosas, que me han marcado mucho…
Ahora, y luego de agradecerle al señor Lorenzatti, todos estos recuerdos, recuerdo, que yo, hablando, en primera persona, Julio Abellan (h), también estuve en Italia, y fuimos a Castelgandolfo, residencia veraniega del Papa, y pude ver a Juan Pablo II, antes que llegara a nuestra patria, también el Papa, en esa oportunidad, se ajustó con perfección al horario estipulado, y fue una de las emociones más importantes en mi vida, en ese instante, rodeados por personas de todo el mundo.
Ya en Argentina, y trabajando intensamente en mi profesión médica, un tiempo después de que el Papa ya se hubo restablecido, me maravilló el gesto de ir a visitar a su agresor, ese terrorista lobo gris Agca, y manifestar en esa entrevista, su perdón. Fue un gesto excelso.
Pasó el tiempo, y buscando alguna oferta inmobiliaria, cayó a mis manos un periódico de la cercana localidad de Funes, con una foto del ya fallecido Papa Juan Pablo II y un Rabino, y decía lo siguiente:
“El Papa Juan Pablo II, en una sala de audiencias del Vaticano recibió a una de las mas altas autoridades religiosas del judaísmo, Meir Lau, el gran Rabino del Estado de Israel. La formal entrevista se llevó a cabo en un ambiente fraternal que dio pie al relato anecdótico.
El religioso judío, relató al Sumo Pontífice, un hecho acaecido hacía muchas décadas en un pueblo del Norte de Europa.
Le contó que terminada la Segunda Guerra Mundial, una mujer católica, se dirigió al párroco de ese pueblo para hacerle una consulta. Ella y su marido tenían a su cuidado, desde el inicio de la guerra, a un pequeño niño judío, que le habían encomendado sus padres, poco antes de ser enviados a un campo de concentración.
Los padres del niño, desparecidos en el trágico infierno de la masacre nazi, habían previsto para él, un futuro en tierras de Israel, soñaban con ello. La mujer católica se encontraba en un dilema, y pedía al sacerdote un consejo. Deseaba hacer realidad los sueños de los padres del niño judío, y al mismo tiempo deseaba quedárselo y bautizarlo.
El párroco le dio una pronta y comprensiva respuesta:
-Tu deber es respetar la voluntad de sus padres.
El niño judío fue enviado al entonces naciente Estado de Israel, donde se crió y educó.
La anécdota resultó muy interesante para Karol Wojtyla, pero pasa a ser conmovedora, cuando el gran Rabino añadió:
Usted, Eminencia, era ese párroco católico, y el huérfano era yo…


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