Yo ví
cuando lo balearon al Papa Juan Pablo II:
Me
llamo, Domingo Blas Lorenzatti, de 77 años, y cuando tenía 45 años, viajé a
Italia, y a Europa, cumplía 25 años de trabajo, en un banco, y me gratificaron,
con un dinero, extra, sueldos gratis, y con mi señora dialogamos, y apreciamos
que mejor que comprar un auto, ya teníamos casa, decidimos conocer otra parte
del mundo, y contratamos un tour, a Europa, desde acá, Rosario, se llamaba en
ese momento Marsans, Turismo Marsans, que tengo entendido que se relaciona con
Iberia, en este momento, sí.
Contratamos
para abril de 1981, por 45 días, un
hermoso viaje, y fuimos en abril, porque pensábamos llegar a España, a la parte
de Granada, Sevilla y Córdoba, que era en época de Pascuas, y queríamos ver
eso, allí.
Nos interesaba la celebración de las Pascuas, en
Sevilla, estuvimos el Viernes Santo, con muchísima gente, se ve que es una
ciudad muy religiosa, llegamos, nos instalamos en el hotel, y nos relató, la
señorita que hacía de guía, que podíamos ir a la ciudad, que se estaba
organizando, lo que aquí se denomina la procesión, pero allá le llamaban los
Pasos. Había muchas Vírgenes, e inclusive me llamó la atención una Virgen,
totalmente negra.
Las Vírgenes eran llevadas en sus hombros, las
cargaban los feligreses, y las personas, con vestidos típicos, e inclusive me
llamó la atención una mujer sevillana, muy adornada, con su peineta, y sus
vestidos, y con su garbo, me movió a expresarle: ¡qué hermosa es usted!, y ella
se sonrió, porque iba con su acompañante, pero no lo tomó a mal. Era todo un
espectáculo.
Y después la guía nos ofreció un Colmao de Sevilla,
donde se baila el Flamenco, todos dijimos que sí, siempre decíamos que sí a
donde nos llevaban, y fuimos, con un espectáculo hermoso, también, y rememoro,
que tomé una fotografía, y me dije, me llevo un recuerdo, de este baile
flamenco, y cuando salimos a la puerta, que había terminado ya la audición,
había una persona que nos ofrecía las fotografías que ellos a su vez nos habían
sacado a nosotros, durante la función, je, je.
Después fuimos a Granada para conocer la Mezquita, es mejor verla
personalmente, que observarla por la televisión, o el cine, sí, a mí me pareció
así, sí. La realidad es otra, como está hecha, una maravilla. En Córdoba hay
otra Mezquita, que también es muy famosa, por sus columnas, porque nos
explicaban que eran de un mármol muy valioso, especial, y muy preciosa también.
Ya era domingo, y regresamos a Madrid, toda la semana
estuvimos en España, y fuimos hasta Bilbao, y recuerdo que en Bilbao íbamos a
hacer el paso, al norte de Francia, por la parte vasca, y conocimos Lourdes, su
gruta, y trajimos agua, de allí, y estuvimos cerca, muy cerquita de la Virgen de Lourdes, nos
impresionaron la cantidad de enfermos que visitan la gruta, es terrible, muchos,
muchos enfermos, y la
Basílica, es enorme, es una cosa muy impresionante, muy, muy
linda.
Después fuimos a Dieppe, cerca de Gibraltar, nos
esperaban a llevarnos para llevarnos a un transporte acuático, que nos llevó a
Londres, en ese época era la única manera de llegar a Inglaterra, hoy cuatro
veces al día, ferrys a Gran Bretaña, siguen cruzando el estrecho, tengo
entendido, que hoy ya hay ferrocarril, por el túnel. Los trenes hoy conectan
Calais, Francia, a Folkestone, en Inglaterra, en solo 35 minutos, y hay hasta seis salidas por hora,
por Eurotúnel.
El ómnibus subió sin pasajeros arriba del barco,
directamente, después subimos a pie, nosotros, fuimos a cubierta a aprovechar
el sol, y las vistas, del lugar.
De Londres, mucho orden, mucha pulcritud, nos llamaron
la atención las plazas, muy cuidadas, y aparte, no entraba cualquiera, nosotros
estábamos en el Condado de Kensington, y en las plazas, los vecinos, tienen las
llaves, para entrar, sí, para protegerlas, para que no haya vandalismo.
Nos gustó muchísimo Londres, recorrimos, vimos los
famosos ómnibus rojos de varios pisos, y el conductor de autos maneja en
sentido inverso, a lo que acostumbramos aquí, en Argentina.
Conocimos el centro de Londres, Gath y Chaves, donde
compran los Reyes, se colocan carteles, donde constan: aquí compra la Reina, y así.
En ese entonces existía la empresa Gath y Chaves,
allí, en Londres. Estamos hablando de 1981, sí.
Fuimos a conocer la Abadía de Westminster, y en un piso, yacían
debajo, los principales reyes y héroes de Gran Bretaña. También Winston
Churchill, sus próceres, sí.
Me impresionó mucho el famoso Big Ben, el reloj, tan
conocido, el río Támesis, es más chico que el Paraná, pero es hermoso, igual.
Y fuimos después al Museo de Madame Tousseaud, Museo
de Cera, impactante porque uno cree que está frente a los personajes que se
muestran allí, están muy bien hechos, una maravilla, uno siente que está con
esas personas, directamente, y son sus figuras en cera, e inclusive a mi señora
se le ocurrió, y un Rey muy famoso, que tuvo cinco o seis mujeres, no sé, tenía
una mano tendida, y ella le dio la mano, je, je. Lo pasamos de maravilla, y
después, porque Londres está en una isla, que no tenía accesos por tierra, y
tuvimos que buscar, otro puerto para ir de nuevo a Francia.
Y así llegamos a París, a la ciudad luz, la tour Eiffel,
y por el apremio del grupo, no pudimos subir a la torre, por querer mostrarnos
otras cosas, sí.
Creo que Francia es lo más glamoroso que hay, es
hermosísimo, el Museo de Louvre, y en las afueras de París, 20 minutos de ómnibus, fuimos al Palacio de
Versalles, todo el jardín era maravilloso, y lo que me encandiló, fue el salón
de los espejos, es soberbio, y se dice que el Rey lo tenía para marcar
diferencias, con sus visitantes, para amedrentarlos, sí.
El cuidado, que tienen, con ese predio, sus jardines,
sus fuentes, es una maravilla.
El Museo de Louvre es precioso, allí vimos el famoso
tapiz en el que Napoleón se coronó, porque él decía, que a él nadie lo podía
coronar, y él mismo se colocó su corona, y se la sacó al Papa, la famosa
Gioconda, que es una pintura chiquita, yo me la hacía más grande y es pequeña, y
yo cuando me traje láminas para hacer marcos, se los llevé a Latour, un señor
que enmarca, y no reaccioné que había un pintor Georges de La Tour, pintor francés barroco,
y había una pintura que era una vela, nada más que una vela, pero al verla se
me representó, que tenían encendida esa vela, por la imagen y su luz, que
brilla, intensamente, jugaban con las luces y es tremendo el poder de expresión
de esas luces y sombras, impresionante, me emocioné, si, una pintura muy famosa
de La Tour fue
San José Carpintero, en 1642, y el recién nacido, 1645-1648, siempre juega
conduces y sombras, y son magníficas. También la Venus de Milo, y la Victoria de Samotracia,
que son excelsas. Vimos el Sacre Coeur, el Sagrado Corazón, es una Iglesia que
desde allí se divisa todo París, hacia abajo.
Fuimos a conocer el barrio de Montmarte, de bohemios y
artistas, y en el Palacio de los Inválidos, donde está sepultado Napoleón, y
para ver su tumba, tiene que inclinarse un poco para ver la tumba, en la base,
y que eso está hecho por los franceses, a propósito, para que las personas se
inclinen ante este genio militar francés. Y la guía nos contó, en español, siempre
hablaba así, y nos relató, que está sepultado, dentro de siete féretros, uno
más ostentoso, que otro.
Después el arco del Triunfo, desde donde salen todas
las Avenidas, los Campos Elíseos, París es un sueño, sí, y cuando me preguntan:
primero París, después quizás Londres.
Y una noche nos dijeron, sabiendo que éramos
argentinos, uruguayos, vamos a ir a visitar, a un barrio, todo oscuro, y me
daba un poco de temor, donde íbamos, a dónde nos llevan a esta hora, y nos
llevaron a un barrio donde bailaban y tocaban tango, en Francia, y mi señora me
dijo: nos sentamos adelante, y entonces, estaban cantando y bailando, y por
ahí, viene una señorita, y me dijo, vení, vamos a bailar el tango, y yo le
decía, no, no, y me acercó su voz a mi oído y me dijo que no tenga vergüenza,
que ella me ayudaría, y me dijo, vení, somos argentinos, así bailamos el tango,
y yo no quería, porque mucho no sabía, y tenía miedo que en el grupo se rieran
de mí, pero no, lo pasamos muy bien, la chica sabía amenizar, cuando sabe
bailar, la chica ayuda mucho al varón, y adorna la figura con sus movimientos.
Cuando dijo que era argentina, y que sus compañeros
también, me decidí a bailar, y salió bien. Me dí el gustazo de bailar un tango
en París, tan lejos de mi patria, no es poca cosa…
Muy, muy lindo.
Y después nos llevaron a un espectáculo internacional,
sobre Les Champes Elysees, el Lido de París, que era bien carito, calcule que
la entrada, en 1981, era 100 dólares,
pero es un espectáculo insuperable, y recuerdo que hasta había un elefante,
real, montado en vivo en el escenario, el domador le hacía hacer piruetas,
levantar sus patas, y así, y en un momento se me ocurrió sacar una foto, pero
se me acercó un señor y me dijo que la guarde, porque estaba prohibido, no me
dejaron sacar, por razones comerciales, nada más, para que no se vea lo que
hacen allí, para que no les copien en otros lados.
Después fuimos a Bélgica, que copian mucho a los
franceses, por un poquito de envidia, pero es un país muy chico, vimos el Manneken
Pis que es la escultura de un niño pequeño, varoncito, haciendo pis, y el agua
sale precisamente por su pene pequeño, y nos contaron la historia, del chico
que se había extraviado, y lo siguieron por el rastro del pis, creo, simboliza
el espíritu independiente de sus ciudadanos, es de bronce, que reemplazó a una
antigua de piedra, y luego de un asalto francés a Bruselas, se escribió en su
base: “El Señor me levantó sobre una roca, y ahora elevo mi cabeza sobre mis
enemigos”, el asedio y bombardeo francés a Bruselas, fue en 1695. Vimos también
la Plaza
central, toda tapizada de flores, multicolor, maravillosa, sí, con
construcciones en madera, de la época.
Es un país pequeño, y ya en esa época, las rutas de
Bélgica, están totalmente iluminadas a giorno. Como quieren competir con la
Tour Eiffel, de París, vimos un monumento,
que es la representación agigantada de un átomo de hierro, a escala majestuosa,
que exhiben, orgullosos.
De Bélgica, fuimos a Holanda, Amsterdam, es impactante
también, sus canales, como en Venecia, y sobre esos canales, nos mostraron, hay
embarcaciones, con casas, casas propias, en el agua, y viven así, como si fuese
una vivienda nuestra, sobre los lagos, y tienen de todo, y cuando llegamos a
Amsterdam, yo decía, ¿qué está haciendo el conductor?, se metió en un plaza, en
contramano, porque estaba muy llena la
Plaza, y había tranvías, en ese entonces, que se nos venían
de frente, y el ómnibus se desviaba, ya sabía, y nos llamó la atención, la
cantidad de personas reunidas, haciendo picnics, era un primero de mayo, y
decíamos, será porque es el día de los trabajadores, pero no, hoy primero de
mayo, es el cumpleaños de la reina de Holanda, y se lo estaban festejando.
Es hermoso ver los canales, muy pintorescas sus casas,
un museo muy hermoso de Van Gogh, y nos llevaron a la casa donde se hacía la
talla de diamantes, donde había comprado Richard Burton el regalo para Liz
Taylor, entramos, una vigilancia muy estricta, queríamos preguntar precios,
pero ni remotamente, estaba al alcance de comprar nada, ni un anillo, ni nada,
no. Pero fue una anécdota que nos quedó…
Después invitaban a ir donde se hacían los famosos
quesos, holandeses, con pimientos, o páprika, y otros ingredientes, y si no ir
al centro a ver los tulipanes. Nosotros fuimos a ver los tulipanes, en distintas
zonas de Europa, las plantas y las flores, logran embellecer el lugar. Son
maravillosas, en Alemania, en Holanda, en Bélgica, sí, las flores visten,
engalanan el sitio, logrando transformaciones milagrosas.
Y además, el cuidado necesario, que es de destacar.
Después pasamos a Frankfurt, Alemania, otra cosa
distinta, completamente, una ciudad muy importante, muy pujante, y después
seguimos para conocer la
Catedral de Colonia, imponente, en su exterior, hay todavía
orificios de bala de la segunda gran guerra, y seguimos viaje a Innsbruck,
donde se veranea, y hay canchas de sky, son muy famosas, y desde la ciudad se
ve, como en nuestra Bariloche, las montañas, los cerros nevados, maravilloso, a
mí me seduce mucho la montaña, y me llamó la atención, también la arquitectura
de las casas, muy pintorescas, pasamos también por Austria, y después a Suiza,
en Zurich, rica en relojes, unas cuantas cuadras de sus afamadas relojerías, de
allí. Nos llevaron a ver una catarata, que es la única de Europa, y todos nos reíamos,
porque era muy chiquitita, los uruguayos, y nosotros, nos reíamos, tres o
cuatro metros de altura, y para ellos era una catarata, y decíamos, si ven las
de Iguazú, se enloquecen, je, je.
Y aquí es cuando vamos a Italia, cruzando la frontera.
Nos dirigimos a Cortina D’Ampezzo, donde también se practica sky, nos llamó la
atención, que no había nieve, nuestro Bariloche es mucho más imponente, y nos
dirigimos hacia San Francisco de Asís, es hermoso el Monumento al Santo, imponente,
caminamos una cuadra, hacia una estafeta postal, si alguien quería mandar
alguna carta o postal, a la
Argentina, desde allí, y sabíamos todos que estaba la pequeña
Capilla, adentro de otro Templo, que había hecho San Francisco de Asís, y el
guía no nos quería llevar, había poco tiempo, y entonces todos nos pusimos de
acuerdo, y entonces hicimos una baquita, le dimos unos pesos al guía, y nos
llevó, unos dólares, y fuimos. Y adentro del Templo se veía la Capillita de San
Francisco de Asís, logramos verla, y era una piecita, más o menos como este
consultorio suyo, no más grande, y había, donde el santo dormía, un lecho de
piedra, y gracias a ese pequeño precio extra, pudimos verlo.
Después pasamos a Venecia, es hermosísima, divina, la Plaza de San Marcos, que se
inunda, periódicamente, los edificios, los hoteles, esas puertas imponentes,
todas talladas, el paseo con las góndolas, que no tienen bocina, y se avisan
entre ellos, cuando llegan a una esquina, se gritan, como aviso, sí. Pasamos
debajo de los puentes, y el Puente de los Suspiros, y hay historia, porque los
condenados a prisión, o aún a muerte, pasaban por ese sitio, y al ver el
exterior, suspiraban por lo perdido…
Nosotros lo habíamos tomado al suspiro como algo de
amor, pero no, era por la pérdida de la libertad, o aún de la vida…
Me llamó la atención la estación de Ferrocarril, que
está hecha en la época de Mussolini, y está entrada hacia el mar, directamente
al mar. Viajamos también en el Vaporetto, porque allí, en Venecia, no hay
autos, y todos los transportes son por agua, como este Vaporetto, que es el
ómnibus local.
Y después nos dijeron que nos llevarían a ver el
cristal de Murano, pero era una simulación, porque era una fragua, y soplaban,
y fabricaban objetos de vidrio, pero con los años descubrí que Murano, es una de
las tantas islas, que hay por allí, cerca de 180 islas, que rodean a Venecia, y la isla de
Murano, no está en Venecia, no.
A mí, fíjese que han transcurrido más de 33 años, y yo
de noche, hago mentalmente el recorrido de estos 45 días, por donde pasé, y me ha quedado
grabado, en mi memoria, y eso es muy bueno, porque cuando hay tantas visitas,
en tan poco tiempo, uno se confunde y mezcla recuerdos de distintas geografías.
Después de Venecia, fuimos a Florencia, un sueño, y en
esa época, lo que nos llamó la atención, que las famosas estatuas, muchas
estaban directamente al aire libre, en la calle, que hoy están resguardadas,
para preservación.
Allí está el David, y nos llevaron al Palacio de los
Uffizi, donde están las famosas pinturas de Botticelli, y dos esculturas muy
famosas de Michelangelo, nos contaron anécdotas de los Uffizi, que ellos mismos
se nombraban Papas, entre ellos.
Las casas todas con tejas, coloradas, muy vistosas,
Florencia es imponente, el río Arno, el Puente, que es tan hermoso, que fue el
único puente que los alemanes, cuando se retiraban de Italia, no quisieron
dinamitar. Allí hay de todo, los famosos joyeros, y desde nuestro Hotel, se
veía que pasaba el río Arno.
Y le llamaron Florencia, porque cuando llegaron los
romanos y acamparon, al día siguiente, el campo, amaneció, totalmente cubierto
de flores silvestres, y de allí, su nombre.
En un lugar subimos por un camino, hacia un sitio
panorámico, y logramos obtener una foto de toda la ciudad, que es majestuosa.
Ver lo que es Florencia, su elegancia, todo es muy
bello, sí.
Y después nos acercamos directamente a Roma,
que llegamos el 12 de mayo, nos instalaron en el
Hotel, y nos anticipaban qué es lo que íbamos a hacer, al día siguiente, y el
tour, que era una compañía española, nos indicaron que el día 13 de mayo de
1981, el Papa de ese entonces, Juan Pablo II, eL Papa Polaco, como le llamaban,
salía a la Plaza
de San Pedro, a una audiencia pública para todos los peregrinos, entonces nos
fuimos, eran a las 17 horas, de Roma, la
audiencia Papal, y llegamos media hora antes, uno no se cansa de ver lo que es la Basílica de San Pedro, es
impresionante, pudimos entrar, sí, por la parte, donde tengo entendido, que
ahora está el nuevo Papa, Francisco I, en unos aposentos, porque nos llevaron
por unas galerías, jardines internos del Vaticano, pudimos entrar y admirar la Piedad, que es realmente
sublime. Recorrimos todo el interior de la Basílica, es imponente, y me llamó la atención
que en el Valle de los Caídos, en España, fuimos a ver esa Cruz muy grande, que
hizo construir Franco, y bajo la roca hicieron un Templo, enorme, con gran
órgano, y la española se agrandó, y nos dijo: creemos que le ganamos, en cuanto
a los metros, al Vaticano, pero no, el Vaticano, es un poco más largo, me
pareció, que esa Iglesia subterránea española.
Y después nos concentramos en la Plaza para que a las 17 horas, apareciese el Papa.
Justo, al horario que se había dicho, justo, en
horario, apareció el jeep, con el Papa Juan Pablo II, todo de blanco, y cuatro
o cinco sacerdotes, que resaltaban por sus sotanas negras, a mí me quedó
grabado, y siempre lo digo, a la gente que le cuento, lo que me pasó, yo lo ví,
su cabeza, y una aureola luminosa en su cabeza, directamente, aunque me crean o
no, yo lo ví así, y también la blancura de su tez, que me emocionó.
El jeep, empezó a recorrer, y lo hizo, sobre la margen
izquierda, dio una vuelta, para los que estábamos sobre la izquierda, y pasó,
yo tomé fotografías y todo, y dio la vuelta para el otro lado, para ver de
frente a los que estaban a su derecha, y volvió al lugar de origen, de donde
había salido, y al dar otra vuelta, cuando quiere dar la vuelta para volver a
saludar nuevamente, 17 horas y 7 minutos, porque, yo miraba el reloj, hora de
Italia, se sienten disparos, escuché los disparos, y como será que mi señora me
dijo: mataron al Papa, mataron al Papa, una conmoción de toda la gente, y yo
todavía le dije, no seas tonta, no ves que es como allá, en la Argentina, han hecho
unos disparos, y sobre las columnas de Bernini, hay todo un despliegue de
palomas, no, no, insistía ella, mataron al Papa, no es que lo habían matado, lo
habían herido de bala, el famoso turco Agca, que fue apresado inmediatamente.
Giré la vista y ví cuando él cayó, en brazos de esos
sacerdotes, que lo acompañaban. Ahí se armó un alboroto, que el jeep, salió
volando. Y no había noticias, en los primeros instantes, la gente transmitía,
que efectivamente el Papa, había sido baleado, y que iba a ser llevado a un
Sanatorio. Pero la gente no se movía de la Plaza, se quedaba, rezaba, y no se querían ir.
Estaban en oración, presenciando un hecho histórico, mundial.
Empezaron a llegar los carabinieri, y confiscaban
todas las máquinas fotográficas, le sacaron a muchos que estaban cerca, y yo la
guardé, porque era prestada, no era mía.
Pude obtener una foto previa al hecho luctuoso, cuando
bendecía a la gente, desde el jeep.
El alboroto que se armó, y con el tiempo, me vengo a
enterar, que en ese momento, se había matado a una señora europea, no se si era
alemana, lo escuché, luego, en el hotel.
La gente estaba toda consternada, y en completa
oración. Y con mi señora, nos dijimos, ahora qué hacemos, porque se
desparramado la gente del turismo, y salimos por uno de los dos puentes de
acceso al Vaticano, y afuera preguntamos por nuestro Hotel, no sabíamos mucho
de italiano, pero había muchas personas de habla española, y caminamos bien, y
nos orientamos, y logramos regresar al hotel, por nuestra propia cuenta, sin
inconvenientes.
En el hotel, toda la gente revolucionada por el
acontecimiento, que había impactado, en Roma, mismo.
Cenamos en el hotel, y nos fuimos a descansar, porque
al día siguiente nos teníamos que ir, de allí. Pero me pasó una anécdota
singular, a las 5 AM horas, de Italia,
en plena madrugada, me llama el conserje del hotel, y me dice: tiene una
comunicación telefónica, desde Rosario, Argentina.
Y con mi esposa, pensamos en seguida, ¿qué pasará?
Y aquí en Rosario, eran las doce de la noche, y me
llamaba por teléfono, mi hija, era periodista, estaba practicando en LT 8, una
radio rosarina, y me dijo, mirá papá, no te asustes, estamos en la radio, y
sabemos que vos estuviste en la
Plaza de San Pedro, hoy, así que ¿qué podés decirnos, para LT
8 y su audiencia?
Me tuvo hablando por teléfono, casi dos horas, y le
conté todos estos pormenores, que conté ahora, de ese momento, y mi hija me
dijo que ahora LT 8, va a resumir, y hacer un compilado, para sacar al aire, lo
más substancioso.
Mi hija después se casó, y se dedicó a su hogar, sí,
no siguió en la radio.
A mí me quedó, profundamente marcado, en mi vida, y es
como si lo estuviera viviendo, y le dejo Doctor, la foto que saqué del Beato
Juan Pablo II, minutos antes de la balacera.
Y le agrego que cuando el entonces Papa Juan Pablo II,
vino a la Argentina,
en 1982, y en ese momento mi hija se acercó al Papa, en el Arzobispado de
Rosario, como periodista, y se infiltró, y estuvo cerca del Papa, y como se
estaba por casar, y tenía los anillos, le pidió la bendición de los anillos, y
el Papa se los bendijo, así que fueron muchas cosas, que me han marcado mucho…
Ahora, y luego de agradecerle al señor Lorenzatti,
todos estos recuerdos, recuerdo, que yo, hablando, en primera persona, Julio
Abellan (h), también estuve en Italia, y fuimos a Castelgandolfo, residencia
veraniega del Papa, y pude ver a Juan Pablo II, antes que llegara a nuestra
patria, también el Papa, en esa oportunidad, se ajustó con perfección al
horario estipulado, y fue una de las emociones más importantes en mi vida, en
ese instante, rodeados por personas de todo el mundo.
Ya en Argentina, y trabajando intensamente en mi
profesión médica, un tiempo después de que el Papa ya se hubo restablecido, me
maravilló el gesto de ir a visitar a su agresor, ese terrorista lobo gris Agca,
y manifestar en esa entrevista, su perdón. Fue un gesto excelso.
Pasó el tiempo, y buscando alguna oferta inmobiliaria,
cayó a mis manos un periódico de la cercana localidad de Funes, con una foto
del ya fallecido Papa Juan Pablo II y un Rabino, y decía lo siguiente:
“El Papa Juan Pablo II, en una sala de audiencias del
Vaticano recibió a una de las mas altas autoridades religiosas del judaísmo,
Meir Lau, el gran Rabino del Estado de Israel. La formal entrevista se llevó a
cabo en un ambiente fraternal que dio pie al relato anecdótico.
El religioso judío, relató al Sumo Pontífice, un hecho
acaecido hacía muchas décadas en un pueblo del Norte de Europa.
Le contó que terminada la Segunda Guerra Mundial, una
mujer católica, se dirigió al párroco de ese pueblo para hacerle una consulta.
Ella y su marido tenían a su cuidado, desde el inicio de la guerra, a un
pequeño niño judío, que le habían encomendado sus padres, poco antes de ser
enviados a un campo de concentración.
Los padres del niño, desparecidos en el trágico
infierno de la masacre nazi, habían previsto para él, un futuro en tierras de
Israel, soñaban con ello. La mujer católica se encontraba en un dilema, y pedía
al sacerdote un consejo. Deseaba hacer realidad los sueños de los padres del
niño judío, y al mismo tiempo deseaba quedárselo y bautizarlo.
El párroco le dio una pronta y comprensiva respuesta:
-Tu deber es respetar la voluntad de sus padres.
El niño judío fue enviado al entonces naciente Estado
de Israel, donde se crió y educó.
La anécdota resultó muy interesante para Karol
Wojtyla, pero pasa a ser conmovedora, cuando el gran Rabino añadió:
Usted, Eminencia, era ese párroco católico, y el
huérfano era yo…
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