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viernes, 31 de octubre de 2014



Hoy conocí al Cordobés…

Soy feligrés de San Cayetano, y de ir todos los domingos a misa, uno va conociendo, aunque sea parcialmente, a los mendigos, que están en la salida de la Iglesia.
Uno de ellos, me llamó, la atención, un señor en una silla de ruedas, que cada vez que le daba una limosna, me premiaba, con una estampita de San Cayetano.
Fueron pasando los días, y una vez se me ocurrió, darle una radio y pasa Cds, antigua, pues con mi esposa, nos habíamos comprado algo mejor.
Y como lo conocía de hace tiempo, me hizo una solicitud:
¿No me vendería algún televisor, usado, que no le importe a usted?
Le expliqué, que yo se lo vendería, si él accedía a contarme su historia de vida…
Así quedamos.

Y él me contestó que se podría escribir todo un libro, con todo lo que le pasó, en su vida.
Así, pasaron varios días, y busqué algún televisor, pero yo ya había donado mis antiguos televisores, a la obra del Padre Santidrian, con los niños de la calle.
Pero, pregunté en un servicio técnico, que sabía que arreglaban televisores, y encontré uno adecuado, para tal fin.
El domingo 15  de septiembre, se lo llevo, y lo pude colocar en el baúl de mi auto, no sin dificultades, porque no era chico, ni liviano, y cuando encontré al mendigo, en su silla de ruedas, me explicó, que si podía llevárselo a su casa, y me dio, la dirección.
Yo salí de misa, y fui a almorzar con mi hijo Diego, y su pareja Laura, en mi casa, y después salí para llevarle el televisor, a la casa, del mendigo, que a todo esto, y yo ignoraba el porqué, no me quiso decir su nombre, solo que lo reconocían en el barrio, como el Cordobés.
Me estaba esperando, ansioso, en la vereda, y llamó a un muchacho, con autoridad, para que me ayudara con el televisor.
Se lo colocamos encima de una heladera, vieja, pero no tenía conexión adecuada de antena, sino solo, cables pelados.
Le expliqué que había cierta garantía por tres meses, y esto es lo que el Cordobés me relató, a continuación:
Así que a usted le llaman como apodo, el cordobés, sí, ¿Qué edad tiene, cordobés?
Yo tengo 62  años.
¿Hace cuánto tiempo que va a San Cayetano, usted, a pedir?
Hace dos años y pico.
¿Antes no?
No, porque, antes tenía los dos pies.
Nunca pedí nada a nadie, siempre cirujié, comí de la basura…
¿Usted cirujeó?
Claro, sí.
Yo nací, en Córdoba, por eso me laman el Cordobés, porque lo soy de verdad.
¿En qué ciudad, de Córdoba?
Y, usted sabe que no sé…
Yo soy hijo bastardo.
¿Usted no conoció, papá y mamá?
Yo conocí a mi mamá, a mi papá, como una nebulosa, no me acuerdo, nada, muy vagamente.
Mi madre conmigo, estuvo, un montón de años, sí.
Tengo una sola hermana, de diferente padre, sí. Vive en barrio 17  de Octubre, acá en Rosario, sí.
¿Y usted, nunca formó pareja, no tuvo hijos, nada?
No, yo soy casado, tengo siete hijos.
Ahora me siento solo, porque…
Está sin hijos, ahora.
No, los hijos, los tengo, los hijos están, pero no se arriman a mí, no sé cual será el problema, seré yo…
Seré yo el problema, o hay otro problema que no sé…
O la vida, los va apartando.
Claro, no sé… Puedo decir, que no sé lo que pasó.
Yo puedo decir, que siempre fui calavera, fui calavera, toda mi vida, salía con muchas mujeres…
¿Falopa?
Sí, conozco todo…
¿Qué conoce?
Conozco, la cocaína, la marihuana, conozco las pastillas.
Yo le pregunto: ¿antes fue el alcohol, o no?
No, yo fumo de chiquito, porque a los siete años, yo me escapé de mi casa, y encontraba los puchos de la calle, fui tomando de las mesas, lo que encontraba, si era vino, tomaba vino, si no, cerveza, vermouth, lo que quedaba…
En la avenida Pellegrini, me tomaba, lo que quedaba en las mesas, sí.
Alcohol, o lo que sea.
Cuénteme ¿por qué lo hacía?
Porque estaba sólo…
Por su soledad.
Claro.
Usted vivía, en la calle, ¿cuándo empezó a vivir en la calle?
A los siete años.
¿Nunca nadie, lo ayudó?
No, qué te van a ayudar…
Hay gente muy buena, hermosa en la vida, hay gente que yo no conocía…
(Se emociona y llora, por primera vez, de emoción)
Ahora, las empiezo a conocer, sí, (y sigue, visiblemente emocionado.)
Porque se acuerda de personas, buenas, que lo han ayudado…
Y sí, porque hay muchos que son una manga de hijos de p…
Cuando uno es niño, y está en situación de calle, como usted estuvo, a los siete años de vida…
No me importaba nada, no me importaba nada de nada.
Yo pregunto: El mayor que se le acercaba, ¿lo explotaba a usted, o no?
A mí, nunca me explotaron, no.
Y ¿cómo hizo para vivir, así, desde los siete años, tan jovencito?
Uno busca, uno sobrevive, nadie lo busca, ¿tenés laburo para mí?, yo preguntaba, y me decían, metete allí, y vendé…
Y te pago tanto, y uno sobrevive, así.
Nadie lo busca a usted, nadie.
Claro, para poder comer, para poder vivir.
Y por la soledad, comenzó, con pastillas, y drogas, con la cocaína.
Hace nueve meses que no tomo cocaína, ni alcohol.
No me mienta, ¿sabe?
No tomo, pero sigo fumando mucho, tabaco, cigarrillos comunes.
Yo soy médico, por eso le quiero preguntar, ¿Cómo fue su enfermedad?
Yo tuve una gangrena, por diabetes, porque yo no me curaba, nunca, y así terminé, perdiendo una pierna, completamente.
Ah, ¿usted, es diabético?
Sí, pero yo estaba de caravana, quería de todo, no me curaba, no me atendía, y así terminé.
¿No le hacía caso a los médicos?
No, los médicos, no te hacen caso a vos.
¿Por qué?
Porque yo voy ahora, al dispensario, y me dicen: tenés que sacar un turno, para, de acá a seis meses, y de acá a seis meses, me olvidé, del turno, me olvidé de mí, de todo…
No lo ayudó, la sociedad, a usted…
Son instituciones, que están para ayudar, pero no lo hacen, con un sentido íntegro.
¿No ayudan al marginal?
No sé si al marginal, de repente, un día, me hicieron volver loco, me quise prender fuego, hasta eso hice, sí.
¿Por qué?
Porque no me daban la atención médica.
¿Vos te tiraste, un bidón de nafta?
Sí, me lo tiré, encima, y me agarraron allá.
Tenía una tarjeta de cien pesos para comestibles, y tenía un pie ortopédico, antes de las elecciones, fue. Me llevaron, me tuvieron un mes, que pasó las elecciones, en el Carrasco, me atendieron, todo lo más bien, tenía el pie, y tenía la tarjeta, y cuando terminaron las elecciones, me sacaron de raje, de allí, y caí acá, con una patada en el traste.
¿Cómo estás en esta vivienda?
Esto, hace mucho, porque, yo empecé a trabajar, con un doctor, un abogado, y de repente el abogado, me defendió, a mí, porque, yo me ganaba la vida, como sea, en la calle, no me importaba, cómo…
Y estuve preso.
¿Por qué estuviste preso?
Por robo.
Entonces, el abogado, me ayudó, y me sacó.
Y después empecé a trabajar para ese abogado, sí. Me dio casa, de todo.
Y yo lo cuidaba a él.
¿Vos sos hincha de Newells?
Y sí.
¿Siempre?
¿Fanático de Newells? (Tenía camiseta de NOB, con un crucifijo.)
Están en la buena, ahora, los leprosos. Ayer ganaron.
Y sí. No pude ir a la cancha, porque no tengo a nadie, que me empuje…
Vivo sólo, como un perro.
No tengo para el taxi.
¿Y cómo hicistes para venir de San Cayetano, a tu casa?
En taxi, sí.
¿Y te aceptan, llevar con silla de ruedas y todo?
Esta silla de ruedas, me la agarró, un taxi, hace seis días atrás, y me tiró unos diez metros, decí que no me hizo nada a mí, me rompió, toda la silla…
¿La silla, es plegable?
Sí.
¿El taxista, tiene obligación de parar, y no lo hace?
No, yo fui a ILAR, y me prometieron, una silla nueva, tengo que ir ahora, cuando pueda, que alguien me ayude, para ir.
Ahora, ¿este problema en tu pierna, fue fundamentalmente, por tu diabetes, mal controlada?
No, fue por mis errores. Porque me veían, y me decían, a ver como estás, humm, te vamos a dar este remedio, y te tenés que curar vos…
Yo no soy ni enfermero, ni nada, yo no sé, y yo, caravanero, tomaba cocaína, escario, me iba con las prostitutas, por ahí, y así terminé…
Cada ver, más olor fétido, y terminó en gangrena, por pie diabético.
Yo sé que vos no les prestás atención a los consejos médicos, pero yo soy médico, yo te digo, que este problema, que tuvistes en la pierna, se debe a las arterias, y que vos seas diabético, y que encima, por nervios, estés fumando demasiado, te puede afectar el otro pie…
Eso es lo que me pasa…
Entendés eso…
Sí.
Lo razonás, y no podés hacer nada, igual…
No, dejé al alcohol, y la cocaína, y la abstinencia, se ve que me dio esto, porque…
Porque la cocaína te empeora todas las arterias…
Sí, pero ahora no tomo más.
Ni alcohol, tampoco.
Y no tenés, ningún centro de salud, donde vayas periódicamente…
Sí, tengo uno, voy, y les digo: mirá que esta pierna está mal…
Yo conozco mi organismo, y yo sé que está mal.
No, y me dicen, tomate, esta pastillita, y así. Y así perdí la pierna, ya hace tres años.
Se puso negra la pierna.
Sí, claro.
Ahora, ¿las mujeres, te acompañaban a vos cuando tenías plata, pero si vos no tenías plata, se te iban?
Por supuesto. Era así la cosa. Lo que es importante, es la picardía, todos tenemos picardía.
Nadie, te acompaña, tengo siete hijos, tengo mi exmujer, que no me quiere dar la separación, ni nada, que he buscado, un montón de veces, arreglos, para tratar de estar bien los dos, ella y yo, porque quiero rehacer, mi vida, también…
¿Cuántos años estuviste detenido?
La mitad de mi vida, unos veinte años.
¿Acá, en Rosario?
No, yo he estado, en todas partes.
Y, vos que conocés, ¿cómo es la vida tumbera, cómo es la vida en la cárcel?
No, adentro te portás bien.
¿Tuviste lío?
Siempre tenés, líos, te peleás, por un jabón, un balde de agua, por un pedazo de pan, que alguien agarró un pan de más, ¿porqué te lo agarrás?, porque tenemos cada uno que agarrar siete, y te agarrantes, ocho, y pum, pum, pelea, siempre. Siempre hay lío.
¿Y te peléas a trompadas?
Y a puñaladas. Sí, yo estoy cortado.
Nunca me operaron, no.
Porque yo operé muchísimos, cortados, en el transcurso de mi carrera…
¿Hay códigos en la prisión, o ya no?
Ya no hay más código, no…
Se perdió todo, sí.
Hay muchas ideas para que se termine de a poco, todo esto.
Yo tengo muchísimas ideas.
Que he visto, y sé como combatir, al joven, sé que hay espacios, para trabajar…
¿Qué aconsejarías para que la gente, no haga tu camino? ¿Qué se les consiga trabajo?
No podés aconsejar, porque de los trece años, para adelante, a los pibes, no los podés controlar, más.
Hay que actuar, antes de los trece años.
Claro, desde niños. Si vos los dejás que manguee, porque trae un pesito a la casa, porque se compró una zapatilla nueva, porque robó, y lo apañás, porque volvió, y mañana, o pasado, cuando, pase los trece, va a volver a tu casa, pero finado.
El control, debe existir, de antes.
Antes de los trece años.
En la familia, y en la escuela, sí.
Pero muchas veces,. La familia, NO PUEDE…
Porque no consigue trabajo el marido, la mujer, tiene los pibes, los pibes se desbocan, se van. No los podés controlar.
Te veo con un rosario, y un Cristo.
Creo en Cristo, en Dios, y en la Iglesia Católica…
De chico, creo.
Conozco, todas las religiones, evangélicos, espiritistas.
De chico mi madre, me llevó, y yo veía cosas, porque yo no sabía leer ni escribir, y aprendí como pude en la calle. A escribir, no aprendí, en ninguna escuela, en ningún lado.
Yo tengo seis televisores, que no andan, yo tengo seis, que no sé, si se pueden arreglar…
En el futuro, intentaremos ver si se puede hacer algo por seos televisores, que tenés allí atrás de esa cortina.
Pero no para mí, para otras personas que los necesiten…
No, yo quiero, que acá en el barrio, te manejes, como te estás manejando, y si se puede arreglar algún otro televisor, que vos determines, que vas a hacer, y a quien ayudar.
¿Te sentís muy sólo? ¿No te sentís, muy acompañado, vos? 
No, y cuando vienen mis dos hijos más chicos, con problemas. De vez en cuando vienen, y son drogones, los dos.
De diecisiete, y diecinueve.
Y hay uno, que está preso.
Después los otros, están todos bien, tiene su casa, su pareja, sus hijos.
Y nos despedimos.

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