4 de octubre de 2024.
Día de SAN FRANCISCO de ASÍS.
Como CRISTO se apareció a San Francisco, estando enfermo de los ojos.
Brillan besos de amor en las auroras.
Palpitan las plegarias en los vientos.
Y en las rocas del yermo, estad atentos,
rondar a todas horas,
de Francisco los bellos pensamientos.
Él puso un pentagrama de armonía
en la fuente, que el rostro le refleja
y entre las nubes vaporosas deja
un suspiro del alma cada día.
No hubo cosa, que al Santo no sirviere,
que su pecho acordado no cantare
y al tiempo de tocarle o contemplare
en nombre de JESÚS no bendijere.
La luz ya de sus ojos se retira
y entre las sombras, que a sus ojos cercan
los fantasmas diabólicos le altercan
más él en paz con DIOS…templa su lira.
Con sones acordados,
como escapados fueran de la herida
y en los oídos del oyente entrados
se siente esta canción tan dolorida:
“-Adiós rostros amados.
Adiós selva querida.
Los ojos casi téngolos cerrados
y un hilo apenas queda de mi vida.
“Venid voces amables…deleitosas,
Ya que el rostro no os pueda ya mirar.
¡Venid! ¡Venid por DIOS a consolar!...
me sois tan gratas, buenas y sabrosas,
que para mis entrañas temblorosas
sois músicas celestes y armoniosas,
venidme a deleitar
Prosigue en sus clamores:
“No veo ya el nacer de la alborada
de oro y grana por mi DIOS pintada;
ni bajo a la hondonada
de mis ojos que amaran los colores…
no ven ya casi nada
de esa policromía de las flores.
“Apenas por el tacto
(y aquesto es muy exacto)
conozco ya el lugar
donde vine a parar
haciendo con mi DIOS un dulce pacto
donde pudiese en su presencia hablar
y cuántas veces dándome su impacto
dejóme en su sabroso y casto amar.
Libro: Florecillas de San Francisco de Asís.
Presbítero José Farulla.
Tomo 1.
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