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miércoles, 14 de noviembre de 2018

BIODIVERSIDAD EN PATAGONIA:

MISTERIOS EN LA PATAGONIA:

El llamado “monito del monte”, simpático animalito nocturno, que no tiene nada que ver con los simios, sino que es un antepasado, aún viviente, de los marsupiales, y su hábitat está en la Patagonia, sale, precisamente a alimentarse, en la oscuridad de la noche, y busca los frutos de una especie llamada quintral, que a su vez, lo necesita imperiosamente, para poder diseminarse…
El monito del monte, llamado también kongoy-kongoy, kunuuma, o huenukiki, en idioma mapuche, y colocolo oposum, en inglés, es un marsupial pequeño, pero clave en la ecología del bosque andino patagónico, y se encuentra en peligro de extinción.
Reitero, que pese a su nombre no es mono, ni simio, sino un mamífero marsupial antiquísimo, que precisamente tiene al canguro, como miembro más desarrollado, en la actualidad en la isla continente de Australia.
Este monito del monte, habita en los Parques Nacionales de Argentina: Lanín, Nahuel Huapi y el de Los Alerces…, y se ha comprobado que tiene afinidad genética importante con los marsupiales australianos…
Seis semillas de plantas importantes, las dispersa, únicamente este pequeño marsupial nocturno.
Y en lo que concierne precisamente al llamado quintral, una planta que parasita otros árboles, es fundamental. El quintral genera frutos con semillas pegajosas, unas bayas, que son las preferidas del monito del monte.
Algunas semillas del quintral, el monito las puede lograr escupir y descartar, y éstas son inútiles para la planta, pero las que ingresan con la parte carnosa del fruto al aparato digestivo de este mamífero marsupial, al defecarlas, se rodean de algo, muy pegajoso,
que precisamente, es lo que le sirve a las semillas del quintral, para adherirse a las ramas de los árboles, que va a parasitar, y así, iniciar su crecimiento…
El quintral o Tristerix  corymbosus, es un arbusto, semi-parásito, que busca las ramas de otros árboles, para su apoyo.
Debilita la planta en la que se apoya, y también tiene su hábitat en la Patagonia.
Tiene unas flores de color rojizo intenso, en racimos de hasta unas veinte, y ellas, además atraen a los colibríes, que se alimentan de su néctar, y además ayudan en su polinización.
Además, se lo puede conocer, en Argentina o en Chile, como quitral, cutral, ñipe o liga. En idioma de originarios: cucral.
La familia de los Trochilidae, o llamados Picaflores, o Colibríes, son exclusivos del continente americano.
Se encuentran entre las aves más pequeñas del mundo, y algunas casi llegan a unos 6 centímetros.
Lo que los caracteriza es su aleteo, sumamente veloz, pudiendo llegar hasta unos 80 aleteos, en cada segundo…
Su corazoncito, late muy rápidamente, y se asemeja, en algo al ritmo cardíaco, de nuestros embriones pequeños, llamado ritmo embrio-cárdico.
Introduce su piquito en las flores del quintral, y con su lengua afinada, logra extraer el néctar que necesita para vivir.
Son muy territoriales, y pese a su pequeño tamaño, se pelean entre ellos, fieramente, por defender, la fuente de su alimento.
Después de libar el néctar, en su cabecita y cuerpo, se adhiere el polen, que fertilizará otras plantas de quintral, cuando vaya en busca de ellas, nuestro colibrí austral.
Así observamos con sorpresa, la relación de los colibríes, aves preciosas, el monito de monte, y la planta semi-parásita quintral, todo ello, en el bosque patagónico.
Cada actor, es fundamental, en estas relaciones ecológicas, que mantienen un entorno prístino, y digno de conocer…

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