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jueves, 6 de septiembre de 2018

LA HISTORIA DE YANINA, UNA MUJER TOBA:

YANINA LA TOBA:
Hace unos días conocí a una mujer que pedía en la Iglesia San Cayetano, de Rosario, y que estaba en compañía de algunas nenas pequeñas.
Era de etnia, de pueblos originarios y me acerqué a ella.
Me contó que se llamaba Yanina, y que había venido del Norte de Argentina, más al norte de Resistencia, capital del Chaco, del pueblo de Castelli. Tiene ahora 50 años, y vive con su pareja, de origen toba. Con seis hijos.
Que ella también era toba.
A lo que yo le respondí: Qom.
(Porque a los tobas, como les decimos nosotros, en realidad entre ellos se denominan el pueblo Qom, ya que toba era un nombre que le pusieron las tribus de los Guaraníes, y es más bien despectivo, pero en Argentina se popularizó, para llamarlos.)
Yanina me dijo, que ella era Qom.
Que los domingos pide en la Iglesia, y los miércoles vende sus cosas, aquí mismo.
Que ella aprendió cestería, y elabora canastas, con la palma, y también fabrica pajaritos, con barro, y los deja secar, los pinta, pero no lo cocina.
Aprendió de sus antepasados a hacer estas cosas.
Le expliqué que había muchos pueblos originarios, que iban la semana del 10 de noviembre al Monumento de la Bandera, a exponer sus productos y que allí vendían bien.
Pero ella me dijo que nunca pudo ir allí, pues se necesita un capital, para pagar la mesa, para ir, y ella no tiene nada.
Que su mamá y papá trabajaban en el algodón. Cosechaban con las manos, el algodón, y ella los comenzó a acompañar y trabajar en eso, a los 9  años. Arrancaba los capullos con sus manitos.
En general se usan los niños y las mujeres, por las manos más delicadas, y para poder llegar a fin de mes la familia.
Lo que pasa, es que nosotros estamos acostumbrados, de chicos, a eso...
Entonces le pregunté ¿en qué creían ellos?
Sin dudar me contestó, en Dios, en Jesús. Que ella está bautizada, como tres de sus hijos. Me contó que al venir a Rosario, no encontró los papeles del padre, y por eso tiene los otras tres niños, sin bautizar.
Me relató que vino hace años con familiares a la ciudad de Rosario. Pero a los 21 años, falleció su abuela, y quedó sola en Rosario.
Le pregunté cómo era tratada en nuestra ciudad.
Y me dijo que a ella la tratan bien. Su esposo piensa lo mismo.
Le pregunté qué opinan otros Qom, de esto.
Y me contestó que si uno se porta bien, lo tratan bien, y si no, es no.
¿Y que la alegra más a una persona de la etnia Qom, viviendo en Rosario, Argentina?
Dudó, pero después me dijo que Rosario le gustaba mucho, y lo que más la alegró en su vida, fueron tener a sus hijos y criarlos, pero en seguida dijo: "pero cuesta mucho, es lindo, pero mucho sacrificio, sí..."
Entonces le pregunté si no había deseado tener menos hijos.
Y ella desvió la mirada, y me expresó, que se le dio, así, nomás.
Le pregunté por los Qom, que se emborrachan y/o se drogan.
Y ella me contestó, que conocía a muchos que caían en esos vicios.Muchos eran bien jóvenes. Y que eso era lo peor para ellos.
Le inquerí si entre las personas de su etnia se ayudaban o no...
Y me contestó que si van a mi casa sí, sino no.
En su casa usted los atiende, si no, no hay ninguna relación.
Le pregunté si tenía hermanos, y me dijo que perdió a varios por el mal de Chagas.
Le pregunté si vivían en casas de barro con techo de paja, en sus casas.
Y me contestó que sí.
Precisamente es en este tipo de casas precarias, donde vive y abunda la vinchuca, que es la que contagia, con sus deyecciones.
Ella conocía bien a la vinchuca, y si bien ella tiene el mal de Chagas, el suyo está siendo tratado permanentemente en un Hospital de Rosario, el Provincial, donde muchos años trabajó mi padre como Cirujano, y en sus salas di clases, yo, personalmente para los futuros médicos.
Le repregunté, si conocía el signo de Romaña, que es cuando los dos párpados se inflaman, y semeja como si hubiese padecido un golpe en el ojo, pero es la entrada del parásito allí, y me respondió, que ella había visto a un hermano, así.
La vinchuca succiona sangre, e inyecta elementos vasodilatadores, para aumentar la congestión y poder extraer más sangre, pero no contagia al succionar, sino que por su reflejo gastro-intestinal, cuando llena de sangre su pequeño estómago, produce un reflejo, que la induce a defecar, y allí están los tripanosomas, infectantes. El rascado favorece esa penetración.
Me conmoví al saber que ella era chagásica, y que dos de sus hermanos habían fallecido por Chagas.
Ésta es una típica enfermedad social, y vinchucas infestadas con el agente transmisor, hay desde Estados Unidos, hasta la Argentina, pero en el Norte las casas son diferentes, y no llega a haber contagio, tan frecuente en Brasil y Argentina.
El Chagas siempre fue una enfermedad que me angustió, ya que es muy frecuente su ataque, a las clases sociales pobres, que viven en techos de paja, donde anidan las temibles vinchucas.
Una vez escuché que para una enfermedad tropical las Naciones Unidas o alguna institución sanitaria, había capturados los insectos responsables y los había irradiado, con dosis de radiación no letales, que hacían que estos vectores se esterilizaran, y no pudieran tener descendencia, y se los devolvía a las ciudades afectadas, y con eso mermó mucho la enfermedad tratada, y pensé, con la ayuda de los pobladores hacer capturas de vinchucas, para irradiarlas y anular su reproducción, mejorando el futuro de miles y aún millones de afectados en nuestras tierras.
Esto solo es una febril idea personal, y por ahora nadie la llevó a la práctica. Algunos avances en el tratamiento hay, pero son como aspirinas, para tratar un mal mayor.
La solución deseable, siempre pasa por la ayuda social, y el dar una mano al que padece.

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