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jueves, 1 de febrero de 2018

LA CALESITA:









LA CALESITA:

Es considerado uno de los más populares, juegos de los infantes, y aún hoy, sigue conservando su magia y encanto.
En Europa, se lo conoce, como "Carrousel".
Sus orígenes, se remontan al siglo XVII.
Aparentemente, nació, como entretenimiento, en el Medio Oriente.
Por el año 1648, un viajero inglés, de nombre, Rafael Foliarte, descubrió un juguete, de características gigantescas, que giraba dando vueltas, en la mansión, de un sultán, en Constantinopla, por ese entonces, capital del Imperio Otomano.
Era un gran plato, que movían sus lacayos.
Cuando Foliarte, regresó a Inglaterra, lo registró bajo el nombre: Merry go round, que en castellano, significa: "giros alegres".
Y curiosamente era un entretenimiento, para los adultos...
Años después, se les ocurrió, agregar unos caballitos de madera, para niños, y unos banquitos cuidados, para las niñas, y el juego pasó definitivamente a la población menuda...
Se crearon calesitas al aire libre, con el caballo, como fuerza motriz.
Yo recuerdo, en mi niñez, de ver ese caballo, estoico, que movía toda la calesita, en el Parque Urquiza de Rosario, donde me llevaban mis padres y aún mis tíos.
Ya por el año 1806, en la llamada Plaza del Carrousel, entre las Tullerías y el Museo del Louvre, en la ciudad-luz, en París, el propio Napoleón Bonaparte, mandó construir el Arco del Triunfo del Carrousel, que no era una calesita, sino un juego de guerra, entre lanceros y carros y carrozas.
De estos vehículos, llamados en idioma francés, carrosse, provino el nombre del sitio.
Y cuando se instaló, la primera calesita en Francia, se la llamó carrousel...
El juego, fue denominado, por el sitio, donde había sido instalado.
El término calesita, podría provenir de la palabra "calesin", un carruaje ligero de unas cuatro ruedas, y dos asientos, tirados por un caballo.
Al conductor se le llamaba, calesinero.
Pero en otros sitios, como en España, se lo conoce como Tío Vivo...
En América, la conocemos como Calesita.
Una de las primeras, arribó a Buenos Aires, allá por 1860.
Y después de 30  años, recién pudieron descansar los caballos, porque había aparecido el motor...
Hoy en la ciudad porteña de Buenos Aires, se pueden disfrutar, aún de unas 60 calesitas, y una de las más antiguas, es la de don Luis, en el barrio de Liniers, y es del año 1920...
Caballitos y leones que suben y bajan, y una música hermosa, hacen las delicias, de niños y abuelos... 

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