SUPERARSE Y CONCRETAR SUS SUEÑOS:
He atendido por muchos años a una población de adultos-mayores, y en muchas ocasiones he asistido a la frase: “Estoy cansado, desganado, no tengo ganas de nada…”
Y en muchas oportunidades he tenido que medicar con algún medicamento anti-asténico, o con alguna mezcla de vitaminas…
Esto repito, es algo muy frecuente, pero hoy leo en el periódico una noticia de un argentino que ha hecho historia, por su valentía y su decisión de concretar sus sueños…
Se trata del cordobés Juan Maggi, de 53 años, quien de niño contrajo poliomielitis.
Córdoba es una hermosa provincia mediterránea argentina, y le llaman La Docta, por la Universidad que se estableció en esa región, antaño, y realmente fue pionera.
Juan reitero que padeció de polio de niño, con imposibilidad de caminar en forma natural, y lo que falta por un lado, desarrolla otros elementos, Juan se la ingenió, desde joven, para desplazarse en una bicicleta, que movía con sus manos.
No hay cosa mala, que no venga acompañada, en ocasiones, y Juan a los 37 años, tuvo un Infarto Agudo de Miocardio.
Después de recuperarse de este último evento, tenía adelante una vida para deprimirse o compadecerse, o aún de enojarse contra su destino, pero de acuerdo a su relato, ELIGIÓ AMIGARSE CON LA VIDA…
Se relacionó con un deportista, el señor Canata, quien lo guió en el maravilloso mundo del deporte.
Y un día, se le ocurrió a Juan: “Vamos a correr el Maratón de Nueva York…”
En la casa creían que se había extraviado mentalmente, pero Juan insistía, y al año, sufrió una gran emoción, cuando logró cruzar, la meta del Central Park…
En ese momento comenzó a pensar en la montaña más alta del Globo: El Himalaya…
Después de cuatro días, de escala previa en Nueva Delhi, llegaron a la Cordillera más grande del mundo, que abarca unos cuatro países, y comenzó su epopeya.
La altura le era un obstáculo, y pedalear hacia arriba, es muy difícil.
La comida no le gustaba, pero agradeció que su hermano le proveyera polenta, y “tutuca”, que es algo adictivo en Argentina, hecho de maíz dulce, inflado.
El frío, en la montaña, era profundo, y calaba los huesos.
Pero también padeció calor, lluvia y viento, que le dificultaron su camino.
Juan le había enviado una carta al Papa Francisco, y él le contestó enseguida.
Lo invitó a pasar por el Vaticano, para saludarlo. Y esto fue un verdadero sacudón anímico.
Juan explicó: NUNCA PEDALEE SÓLO CON MIS MANOS, LO HICE CON MIS PADRES, MIS HERMANOS, AMIGOS, ESPOSA, E HIJOS, ¿LES PARECE POCO?
Los militares armados, que se le cruzaron, aplaudían al verlo circular en esa bicicleta, con un espíritu de acero…
Puso la bandera de Argentina en lo alto de la montaña, con una fe inquebrantable.
Relató que el descenso en bicicleta, le fue interminable, y también complicado: “creí que me moría, y eso era que venía descendiendo…”
Es casi incomprensible de que Juan arribara a la meta, con sus dos afecciones, que padeció, y que lo marcaron a fuego, pero se transformó, pese a todo, en un atleta, y así logró cumplir sus sueños.
Sirva este ejemplo de entereza, para pensar: será cierto que estoy cansado, o más bien sincerarnos: no estoy un poco triste, y reconocer, nuestra tristeza interior, porque sólo reconociéndola, la podemos enfrentar, y no cifrar todas las esperanzas en la pildorita que saca del desánimo…
Ahora, quiero aclarar que no estoy en contra de la farmacopea, y envío el siguiente comentario, para demostrarlo.
En la depresión, no suele ser muy tenida en cuenta esta vitamina, la vitamina D, cuando, nada menos, participa en la síntesis de serotonina y dopamina, cuyas deficiencias, se vinculan directamente con la depresión y la triteza...
Se está estudiando mucho, la vitamina D, no solo para el esqueleto, y la prevención de la osteoporosis, sino en la mejoría del aprendizaje, la memoria, el control de los movimientos de nuestro cuerpo, y hasta con conductas maternales y sociales.
También la vitamina D, ayuda a nuestro Sistema Inmunitario, previniendo infecciones, y posibilitando a través del mismo la destrucción de células con defectos genéticos, que a su vez mejoran la vida frente a problemas malignos.
Y se destaca la vitamina D en el funcionamiento del sistema nervioso.
Podría ser la vitamina D, la explicación del estado de desánimo, en los países nórdicos, durante otoño e invierno, con ausencia de sol, ya que el sol logra que nuestra piel sintetice la vitamina D3, llamada colecalciferol, y hay que controlarla en pacientes de más de 50 años, con sobrepeso y aún los de piel morena, en los que puede disminuir.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario