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domingo, 16 de noviembre de 2014

GENERAL MANUEL BELGRANO 5:

EL ÉXODO JUJEÑO DEL GENERAL DON MANUEL BELGRANO Y SU PUEBLO.

Se conoce como Éxodo Jujeño, a la retirada hacia Tucumán, del Ejército del Norte, comandado, en esa época por el General Belgrano, y secundado, en su retaguardia por el Mayo General Díaz Vélez.
La ciudad de San Salvador de Jujuy, se autoevacuó, integralmente, el 23 de Agosto de 1812, frente al avance de las tropas realistas del Alto Perú.
Fue una orden militar a todo el pueblo, y se ordenó fusilar al que se negase…
Belgrano se encontraba en la ciudad de San Salvador de Jujuy, en la zona meridional de la famosa Quebrada de Humahuaca, y ante el avance realista, solicitó ayuda a Buenos Aires, pero allí se encontraba una dura escalada para vencer a los realistas que se guarecían en las fortificaciones de Montevideo, y no lo ayudaron.
Los patriotas habían sido masacrados en la batalla de Huaqui, y llegaron 800 soldados, sin armas, semidesnudos, algunos con chucho, que era como se designaba al paludismo, pero esencialmente estaban totalmente derrotados, tanto física como moralmente.
Belgrano debió cambiar la Historia, se manifestó inflexible y enérgico, creando diversas compañías, como Las de Guías, La de Baqueanos, capaces de guiar a las tropas por caminos montañeses, La de Los Cazadores de Infantería, con alta capacidad para la guerra de guerrillas y El Cuerpo de Castas, reformando la caballería, y dotándola de lanzas, en reemplazo de armas de fuego.
Recompuso sus tropas a 1.500 hombres, en fin de julio recibió algunos fusiles.
En la Catedral, por el canónigo Juan Gorriti, el 25 de Mayo, se bendijo la Bandera Argentina, y esto contribuyó a inflamar los espíritus alicaídos por Huaqui, y aumentar el fervor patrio, en Jujuy.
El 27 de Mayo, el Coronel Belgrano fue ascendido a General. Y el gobierno de Buenos Aires, le ordenó, con Bernardino Rivadavia, la retirada a Córdoba.
A todo esto el Mariscal de Campo, de los realistas, José de Goyeneche, y su subordinado Tristán, ejecutó prisioneros, encarceló a civiles, y aplicó tormentos hasta los aborígenes.
Ante la presencia de la tropa enemiga, Belgrano ordenó la retirada:
“Pueblos de la Provincia: Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, os he hablado con verdad.
Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche, se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.
Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca, y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia, de los que las tuvieron y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no solo vuestros derechos sino las propiedades que tenéis.
Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarandóos además que si no lo hicieseis traidores ala patria.
Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos.
Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan.
Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar si mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de La Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo la deposición de dos testigos. Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.
No espero que hay uno solo que me de lugar para poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.
Cuartel General de Jujuy, 29 de Julio de 1812.
Manuel Belgrano.”
Todos los cultivos fueron cosechados, y si no, quemados, las casas se destruyeron, y muchos productos fueron enviados al Tucumán.
Hubo alguna demora en los vecinos pudientes, pero se acató totalmente la orden de Belgrano.
Del éxodo, se dice que participaron 1500 personas, de la ciudad de San Salvador de Jujuy, y fueron acompañados por algunos refugiados de localidades vecinas de Tarija y Chichas, que también habían arrasado sus pertenencias, en una silenciosa guerra al invasor.
El ejército patriota comenzó su retirada el 23 de Agosto, y Belgrano fue el último en dejar la ciudad abandonada, luego de haberse arriado totalmente su ganado.
Hubo un combate el 3 de septiembre de 1812, el Combate de Las Piedras, donde la bravura y rapidez de Eustoquio Díaz Vélez, logró la victoria.
Este hecho bélico, levantó la moral del General Belgrano y su tropa, quienes en Tucumán, y desobedeciendo la orden de Buenos Aires, de retirarse a Córdoba, enfrentaron a Tristán, y lo derrotaron, primero en Tucumán, con las milicias gauchas, y al poco tiempo en Salta, para fortuna de los americanos, obligando a replegarse a los realistas..
“Con la Batalla de Tucumán y con la de Salta,
se consolidó la frontera norte de lo que era por entonces la Nación”, escribió Carlos Páez de la Torre.
Cada 23 de Agosto se conmemora en Jujuy, este hecho de valentía colectivo, de un pueblo, que al darlo todo por su patria, logró la Independencia Americana.
El Éxodo Jujeño, fue la gesta de Belgrano y del pueblo norteño, en pos de la construcción de la Nación toda.

Veamos que pasaba años antes:
Juan José Castelli, orador fogoso, y brutal, había firmado un armisticio con Goyeneche, a fin de reorganizarse, pero el pretexto de quema de cruces, y ajusticiamiento de curas y sacerdotes monárquicos, hizo que Goyeneche iniciara su campaña. El español acusó a los patriotas de herejes y satánicos. Castelli dijo: “Venceremos en Desaguadero, lo quiera Dios o no…” ante un obispo, que había manifestado su temor en la cercana, Huaqui.
También decretó en un gran radicalismo igualitario: todos éramos libres e iguales. Decretando emancipación de los pueblos, libre avecinamiento, libertad de comercio, reparto de tierras expropiadas a los enemigos de la revolución y la anulación del tributo indígena, equiparando a los indígenas con los criollos, y los declaró aptos para ocupar cargos del Estado.
También tradujo al quechua y al aimara, los decretos de la Junta, y abrió escuelas bilingües quechua-español, y aimara-español.
Removió a funcionarios españoles, fusiló a algunos y deportó a otros.
Fueron seis mil soldados en cada bando, Los paceños y cochambinos, por indisciplina, o aún cobardía, huyeron frenéticamente, ofreciendo un penoso espectáculo, cuando arreciaban las balas rasantes de los monárquicos. Los realistas, así tomaron toda la artillería patriota, sus municiones y botiquines.
Cuenta la leyenda, que la derrota y la huída fue tan completa, que Bolaños, quedó prácticamente en soledad en el campo de batalla, en pocos minutos.
Miles de soldados desarmados, corrían buscando refugio, en completo desorden.
Castelli le dijo a Balcarce: “estamos perdidos…”, y la retirada fue una fuga totalmente caótica.
El 26 de Marzo de 1812, en la posta de Yatasto, de Metán, Salta, Belgrano se hizo cargo del Ejército del Perú. Pueyrredón, decidió abandonar la lucha, con la excusa de una muerte cercana…
Como Belgrano había presentado la Bandera Argentina, a sus tropas en las barrancas del Paraná, en Rosario, Goyeneche, que no toleraba otra bandera, que la española, lo llamó a Belgrano: caudillo insurgente.
Lo primero que hizo Belgrano fue escribirle a Goyeneche, para intentar una pacificación, negociada, pero pecó de inocencia.
También le escribió a su amigo realista Tristán, a fin de terminar esa guerra civil, fratricida, que tantas angustias le traían a ambos.
A Belgrano la soldadesca lo llamaba burlonamente “Bomberito de la Patria”, pero con 41 años, diariamente revistaba su tropa. Y eran célebres sus reprimendas.
Manuel Dorrego, fue su Jefe de Estado Mayor. Fue precisamente a Dorrego, quien Belgrano encargó negociar con Rivadavia, algún apoyo. Pero el Triunvirato, que recientemente había enfrentado la conspiración de Martín de Álzaga, y que culminó con varios fusilamientos, entre ellos al propio Álzaga, y que Montevideo acechaba, hizo que Rivadavia, como ya se expresó, se negara a ayudar.
Por eso, el sábado 22 de Agosto de 1812, a la tarde, Belgrano, con poncho de vicuña, dio la orden para vaciar Jujuy.
Niños, mujeres, ancianos, todos soportaban marchas de cerca de 50 kilómetros por día, para escapar de las huestes realistas.
El combate de Las Piedras, no fue muy importante, pero sirvió anímicamente, se podía vencer al godo.
Así, Belgrano comenzó a pensar en las batallas que se darían en Tucumán, primero, y luego en Salta, sin prestar atención al gobierno porteño, que lo obligaba a bajar a Córdoba.
Y se logró lo buscado. ¡Viva la Patria naciente.!

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